Por Carlos Tórtora.-

Las versiones coinciden en que Cristina Kirchner ya se habría decidido por Sergio Massa como candidato a presidente. Para que esto sea viable, la inflación debería bajar a 5 puntos en los próximos tres meses. En caso contrario, la candidatura de Massa estaría vulnerada por la falta de apoyo popular. En las filas kirchneristas crece imparable la inquietud y esto se sintetiza en una encrucijada: el Frente de Todos, para entrar al ballotage, necesita que Juntos por el Cambio o La Libertad Avanza se derrumben en las urnas. Hoy parece más factible lo primero que lo segundo. El fenómeno Milei goza de buena salud y sus problemas internos -que los tiene- no alcanzan a opacar el ascenso del líder libertario. Cristina ensayó recientemente una polarización con Milei y los medios de comunicación K empezaron a apuntarle a éste como el adversario elegido. De más está decir que el kirchnerismo se juega su subsistencia no ya en ganar sino en llegar al ballotage. Perder este último con Milei no sería insostenible ya que éste tendría por delante un horizonte dramático: no contaría con mayoría en ninguna de las dos cámaras. Tampoco tendría gobernadores y su gravitación en el Poder Judicial sería escasa. Todo esto le facilitaría su resurgimiento al kirchnerismo, tal vez en cuestión de pocos meses.

Distinto sería para el Frente de Todos el caso de perder ante JxC. En esta hipótesis, la coalición opositora podría afianzarse y conseguir la gobernabilidad. Para el Frente de Todos hay una ecuación que parece estar clara: el crecimiento de Milei lo puede beneficiar en la medida que sea a costa de JxC.

Una interna salvaje

En la coalición opositora la situación es muy distinta. En el caso de una segunda vuelta con Milei, mucho depende de quién sea el candidato. Si es Horacio Rodríguez Larreta, sería muy importante la migración de votantes de Patricia Bullrich hacia Milei, tal vez haciéndolo presidente. Pero si la candidata fuera Bullrich, la situación se podría invertir y parte de los votos de La Libertad Avanza ir hacia ella. Pero en las PASO los cálculos son distintos: Bullrich y Milei compiten entonces mano a mano por una franja común de votos.

La realidad es que el espectáculo de interna salvaje que da hoy JxC contribuye a que su caudal electoral disminuya. Larreta y Bullrich no parecen encabezar listas distintas de un mismo proyecto político sino proyectos políticos contrapuestos. A todo esto, Mauricio Macri parece estar fracasando en su rol de mediador, desde el momento en que él es parte del conflicto. Su interés está en que su primo Jorge sea jefe de gobierno pero teme que, con su estratagema de la elección concurrente, Larreta le entregue la ciudad a Martín Lousteau y el macrismo pase entonces al olvido. La realidad es que JxC necesita una imagen pujante que ya no tiene y le cuesta hoy oponerse a un gobierno que anda a los tumbos. Para JxC lo conveniente sería llegar al ballotage con el FdT pero no puede frenar a Milei y su crisis interna lo favorece cada vez más.

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