Por Guillermo Cherashny.-

Ayer, el periodista Marcelo Bonelli desarrolló la teoría de que la razón por la cual Cristina firmó el Memorándum con Irán fueron unas inversiones por 10.000 millones de dólares de la República Islámica de Irán donde tenía que ver la entrega de tecnología nuclear a los persas.

Bonelli se basa en unas conversaciones entre d D’Elía y Khalil con De Vido sobre exportación de granos y tecnología nuclear a cambio de petróleo y dólares; pero en ese año 2013, la República Islámica estaba cercada y embargadas todas su ganancias petroleras, aunque es obvio que los ignorantes que manejaban nuestro gobierno no tenían idea de esas limitaciones de los persas. Pero esa situación no impedía que pactaran para otorgarles impunidad a los autores intelectuales de los atentados a la Embajada y a la sede de la AMIA.

Nunca se sabrá qué paso por la cabeza de Cristina para aceptar la propuesta que Irán venía haciendo desde 2007, a la cual Néstor Kirchner y sus cancilleres Rafael Bielsa y Jorge Taiana se opusieron con total firmeza. Puede ser que la influencia de Chávez-Maduro, socios políticos y económicos de Irán, seguramente la convenció, pero a cambio de que es muy difícil saberlo, porque no se entiende qué podía ganar la Argentina con sustraer de la justicia argentina a los autores intelectuales iraníes ante la propia ciudadanía y ante el mundo occidental, que ve con desconfianza al régimen iraní e incluso varios países árabes, como el reino de Arabia Saudita, por la influencia persa en Siria, Líbano, Irak y Yemen. Lo cierto es que la ex presidente firmó ese Memorándum sin importarle las consecuencias, que ni siquiera pudo imaginarse. Es cierto que con razón se la acusó de insensibilidad frente a las tragedias de Cromagnon y la de Once, pero rifar la memoria de las víctimas de los dos atentados que el terrorismo internacional le propinó al país.

Ahora no le alcanza a Cristina con decir que el juez Bonadío inventó una causa que seguramente será ratificada por la Cámara Federal y, aunque pueda estar tranquila en que el Senado no dará lugar al pedido de desafuero, la causa seguirá, con varios colaboradores suyos implicados, que se sumarán a los que están presos y los que están por caer, como parece que se viene la preventiva contra Alberto Pérez, el ex jefe de gabinete de Daniel Scioli.

Así las cosas, cada vez habrá más presos por corrupción de su administración y ella estará ante la imposibilidad de evitarlas y solamente se dedicará a salvar su propio pellejo, que puede ser visto por sus militantes como una conducta egoísta.

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