Por Carlos Tórtora.-

Analistas y dirigentes de las más diversas áreas coinciden en que la etapa de salida de la pandemia será por demás crítica y que las tensiones acumuladas a lo largo de cuatro meses de cuarentena pueden aflorar simultáneamente. La lenta reducción del COVID-19 como tema central dispararía la carrera de presiones por conseguir apoyo económico del gobierno para los sectores más golpeados por la crisis. Alberto Fernández tendría en claro lo que le espera y éste sería el motivo central para una salida muy dosificada de la cuarentena, que le permita a la Casa Rosada ir regulando la entrada en la etapa crítica de la apertura.

A todo esto, el kirchnerismo duro contaría como asignaciones pendientes el tratamiento de las leyes sobre aborto e impuesto a la riqueza, que el presidente no tendría demasiado apuro en tratar. Una marcha atrás también evidente es la del Ejecutivo en relación a la expropiación de Vicentin. En cuanto a la reforma judicial, los trascendidos sobre la futura constitución de un Consejo para Afianzar la Administración de Justicia que tendría voz y voto en la elaboración de las reformas, no habría caído bien en el cristinismo. La ex presidente se propone ejercer al máximo su poder en el armado de la reforma, porque en la trastienda de este tema se negociaría el futuro de las causas por corrupción que se le siguen a ella.

Tanteos

Es difícil saber si las recientes críticas de CFK a la reunión reciente de Alberto con la dirigencia empresaria responden o no a una crisis mayor. En el entorno de la vicepresidente reina el hermetismo y desde ya se niega que las relaciones con el presidente hayan empeorado. Pero los hechos hablan por sí mismos. Por ejemplo, hace varias semanas que no se publica una foto de Cristina y Alberto juntos. Hasta ahora los distintos episodios de tensión entre ambos se resolvieron mayormente por medio de concesiones realizadas por este último. Ahora lo que se estaría discutiendo sería nada menos que el relanzamiento del gobierno luego de que el Coronavirus ocupara el 90 por ciento de los esfuerzos oficiales.

A todo esto, Alberto actúa en este tema con extrema cautela. Le contestó indirectamente a Hebe de Bonafini sobre la reunión con los empresarios pero no hizo lo mismo con la vicepresidente.

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