Por Carlos Fara.-

Hace unos meses escribimos una columna que se llamó “Corrientes Inédita”, frente a la probabilidad -muy concreta- de que el peronismo pudiese ganar la elección de gobernador por primera vez en esta etapa democrática. No sucedió, pese a que llevaba un candidato muy competitivo como el múltiple medallista olímpico y ex intendente de la capital provincial Camau Espínola.

Tal cual lo dijimos en su momento, la onda venía de cambio, luego de 16 años de ser gobernada por el mismo apellido: Colombi. La gran mayoría quería cambios en diversos aspectos: de estilo de liderazgo, de modelo productivo, de calidad de servicio en educación y salud, etc. Sin embargo, se impuso “la continuidad”. ¿Cómo pudo haber sucedido esto? Identifiquemos los factores:

  1. La gestión de Colombi era evaluada positivamente: con altibajos, pero luego de 8 años de gobierno, el mandamás provincial lograba concluir una etapa favorable en términos de la mayoría de la opinión pública, basado en a) su liderazgo, b) su correntinidad, c) que paga los sueldos públicos en término, y d) que lo logró pese a estar enfrentado al kirchnerismo en los últimos años.
  2. Colombi eligió la mejor fórmula posible: el gobernador tiene un estilo de caudillo tradicional, algo bravucón y vehemente. Su alternativa era el estilo calmo, no político y más joven de Camau. Para contrarrestar semejante problema estratégico, Colombi necesitaba un sucesor que expresara algo de la renovación demandada. Haciendo un análisis de la provincia de Corrientes, ya un año antes de la elección desde la Consultora habíamos identificado que la mejor opción del oficialismo era Valdés, el ganador del domingo, por transmitir juventud, buen recuerdo como ministro de seguridad, menos vehemencia, mayor afectividad. Y como si esto fuera poco, lo complementó con el actual vicegobernador, Gustavo Canteros, un peronista también con otros modales y muy buena imagen personal.
  3. La identificación con Cambiemos: luego de varios años de confrontación del gobernador con la ex presidenta, los correntinos estaban preocupados porque al fin hubiera sintonía provincia-nación, y eso obviamente lo garantizaba mejor ECO, la marca política de Colombi. La esperanza de que ahora la provincia no fuera discriminada en la inversión federal hizo mella.
  4. La ola Cambiemos: el triunfo se da en el contexto de a) la consolidación electora del oficialismo a nivel nacional, b) una mejora en los índices económicos, c) un crecimiento en la imagen positiva del presidente y su gestión.
  5. La derrota de Fabián Ríos en la elección de la capital el 4 de junio: ese fue un golpe psicológico para el peronismo, ya que tuvo sabor a inesperado. Ríos tenía una aprobación de gestión del 60% y una demanda local de continuidad. Sin embargo perdió, y a partir de todo se volvió complicado para la candidatura de Camau, desde los apoyos políticos hasta los económicos, mientras Colombi hacía gala de su astucia política (pese a haber fracasado en su intento de reformar la constitución provincial para quedarse 4 años más).
  6. El peso del aparato del Estado provincial: en una provincia con una planta de empleados públicos fuerte, ir de punto siempre es complejo porque potencia el factor de “cancha inclinada”. Obviamente esto incide mucho sobre el comportamiento de las estructuras territoriales, prestas al mejor postor y hábiles lectoras de dónde hay más expectativa de poder. Sobre todo en el endemoniado sistema electoral correntino de múltiples colectoras.
  7. La profesionalización de las campañas: Colombi viene trabajando con el mismo equipo de consultores hace muchos años, y esa continuidad no es gratuita. Si los consultores están tanto tiempo es porque la mayoría de las veces son escuchados, y porque sus consejos dan resultados: un círculo virtuoso. Cambiar de consultor de campaña en campaña es un mal síntoma, y “muchas manos en un plato hacen mucho garabato”.

Al menos 2 lecciones deja la elección correntina:

  • Uno: el armado de estructuras es muy importante, pero no es todo. Al final, hay un 10% que define la elección que sí se mueve en función de las estrategias de campaña.
  • Dos: la gente puede querer cambios, pero a veces los puede encontrar en la continuidad del oficialismo de turno, siempre y cuando el mismo sepa aprovechar los vientos de la época con astucia. (7 Miradas, editada por Luis Pico Estrada)
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