Por Carlos Tórtora.-

Ayer el grupo de intendentes que controla el PJ bonaerense con Gustavo Menéndez a la cabeza se movilizó a La Plata para reclamar por el fondo sojero y, de paso, se solidarizaron con la protesta de los operarios del Astillero Río Santiago. Los barones peronistas del conurbano empiezan así a mezclarse con los reclamos sociales en lo que sería una nueva táctica. Esto es, acompañar la creciente agitación social desde el campo político. La clave para entender este cambio está en los otros protagonistas de la lucha social, los movimientos sociales. Con alarma los intendentes del PJ advierten que los movimientos piqueteros están liderando las protestas en los municipios del primer y segundo cordón y que los intendentes simultáneamente están perdiendo peso político. También el activismo de los alcaldes apunta a hacerse notar ante CFK, que no los llama a su mesa y que sólo tiene deferencias para con algunos, como por ejemplo Jorge Secco (Ensenada) y Jorge Ferraresi (Avellaneda).

El efecto Lavagna

Mientras tanto, el anuncio de la candidatura presidencial de Roberto Lavagna encontró un clima frío en el territorio bonaerense, donde el massismo se está ocupando de decir que se trata de un simple globo de ensayo. Lo sea o no, ayer ya había en el campo de las versiones tres compañeros de fórmula eventuales para el ex ministro de economía: Miguel Ángel Pichetto y José Manuel de la Sota aparecían como posibles vicepresidentes .Pero además está también girando la fórmula Lavagna-Kicillof de llegarse a una aventura panperonista.

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