Por Guillermo Cherashny.-

Está claro el porqué de Macri y Carrió de atacar sin piedad a Sergio Massa porque una piedra en el zapato para la consolidación de Cambiemos. En efecto, aunque la economía no arranque, la inflación siga alta y sin plan económico, el gobierno la tiene fácil para enfrentar al cristinismo por el desastroso efecto comparativo.

Pero desde que arrancó la campaña presidencial, la obsesión de Macri y Carrió era que el Frente Renovador no se presentara y casi lo logran con una campaña de demolición, pero Massa decidió presentarse con unos pocos solidarios cuando los encuestadores le auguraban que obtendría menos del 15% en las PASO y que después sólo llegaría al 5% con 4 o 5 diputados y los que le quedaban de la elección del 2013. Sin embargo, mantuvo el 21% en las PASO y en la primera vuelta y desde el 10 de diciembre se convirtió en un aliado clave para salir del default y varias leyes claves. Pero a medida que pasaba el tiempo y la inflación subía en vez de bajar y el segundo semestre de crecimiento se convirtió en una quimera, el objetivo volvió al principio: destruir a Massa y el FR para competir mano a mano con Cristina. De ahí que Macri lo empezara a llamar «ventajita» o demagogo y, ante el incumplimiento de su promesa de eliminar el impuesto a las ganancias a los trabajadores, apareció Carrió a decirle ventajita y renovar las acusaciones de narcotráfico con el fin original de debilitar y, de ser posible, lograr que Sergio Massa se convierta en pasado a pesar de sus 44 años, más teniendo en cuenta que en su alianza con Margarita Stolbizer puntea la elección clave en la provincia de Buenos Aires. Y todo indica que esta obsesión seguirá, aunque no lo acompañaran Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal.

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