Por Guillermo Cherashny.-

Los recientes ataques del gobierno a Sergio Massa y Margarita Stolbizer tienen como origen, por un lado, el enojo del presidente con el tigrense porque le pide que bajen los impuestos nacionales y Macri basa su próximo ajuste en reducir el impuesto a los ingresos brutos en la provincias, lo que le valió enfrentarse con su principal aliado, Juan Schiaretti, gobernador de Córdoba, quien lo acusó de visitar la provincia mediterránea y hacer campaña política con mentiras, diciendo que Córdoba tiene una tasa de ingresos brutos muy alta. Pero Schiaretti le contestó que CABA y la provincia de Buenos Aires son más caras. El presidente decidió que la reforma impositiva para noviembre pase por bajar ingreso brutos de las provincias, lo que pone en pie de lucha a los gobernadores y, además, al bloque de senadores peronistas, ya molestos por el gorilismo que propalan los candidatos de Cambiemos como Fernando Iglesias y los seguidores de Lilita Carrió en CABA y en la provincia de Buenos Aires, ya que, a diferencia de 2015, cuando fue electo presidente Mauricio Macri, no hizo gorilismo; es más, elogiaba a Juan Perón y a Evita y ahora es todo lo contrario.

En la provincia de Buenos Aires la situación es alarmante para Cambiemos, porque en la tercera sección electoral no sólo está muy abajo de Cristina sino también de Massa y Stolbizer, que están muy bien en la primera, es decir, zona norte y oeste del conurbano.

Esta situación se explica porque la economía no arranca y los precios de los alimentos siguen subiendo y, además, no está Aníbal Fernández. Y tratar de convertir a Julio de Vido en la nueva morsa está fracasando, lo mismo que el miedo a la vuelta de Cristina. De ahí que ayer Nicolás Massot fue inusualmente duro con Sergio Massa, al que calificó de «jefe de la banda que gobernó doce años y jefe de Julio de Vido» en un intento desesperado de bajar la intención de voto de Massa-Stolbizer, hasta ahora sin éxito, porque tiene un piso duro del 25%.

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