Por Guillermo Cherashny.-

Gils Carbó renunció a su cargo como titular de la Procuración General, se supone que por dos motivos: en primer lugar, la causa penal en la cual está procesada; en segundo lugar, la inminente sanción de una ley que elimina el juicio político para remover al titular del Ministerio Público Fiscal, como lo dictó un juez contencioso administrativo hace unos días.

En efecto, en ningún lugar de la Constitución Nacional se establece el mecanismo del juicio político en ese caso y fue instalado por una ley del cristinismo del 2014 que el citado juez cuestionó, por lo cual es necesario cubrir ese vacío legal estableciendo un proceso para su remoción legal y hay dos opciones: dura un mandato como el presidente o bien más de cuatro años y su remoción por simple mayoría de los presentes.

La salida de Gils Carbó es una gran noticia para el gobierno y a la vez un problema, porque el candidato debe tener el OK del presidente, de Miguel Pichetto en nombre de los gobernadores -porque se necesitan 2/3 del Senado para su aprobación- y el apoyo del grupo Clarín, que no quiere otra sorpresa como Gils Carbó. Finalmente, debe reunir otro requisito: no ser vetado por Lilita Carrió, quien tiene su candidato, el fiscal José María Campagnoli, que no pasa por el filtro del Senado. Entonces, si no hay un tapado, circulan los nombres de los camaristas Gustavo Hornos y Mariano Borinsky, o el fiscal de casación Raúl Pleé. Hornos es el candidato de la Corte pero tiene un pedido de juicio político por parte de Carrió. Aparte, la misma diputada reafirmó el pedido de juicio político contra Lorenzetti y no le dejaría que se meta en un cargo que para la Constitución es un extrapoder, por lo cual el candidato deberá pasar por varios filtros y conformar a muchos personajes poderosos.

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