Por Sebastián Dumont.-

Hasta ahora, en lo que va desde el 10 de diciembre a la fecha, se ven y publicitan muchas reuniones, pero de gobernar se habla muy poco en la provincia de Buenos Aires. María Eugenia Vidal ha decidido tomar un perfil muy bajo y hace apariciones esporádicas, mientras que sus operadores políticos, que no son tantos, difunden por allí reuniones con intendentes del peronismo y del Frente Renovador. Los propios se quejan porque dicen que ellos tienen el mismo trato que lo que forman de otra fuerza política. Mucha rosca y pocas soluciones en una provincia donde los municipios están esperando algunas respuestas urgentes en materia económica.

Días atrás, Joaquín De La Torre volvió a ser el anfitrión en San Miguel de un encuentro con integrantes del gabinete provincial, como antes lo había sido con hombres del gobierno nacional. Hacia allí fueron jefes comunales del massismo que, incluso, pretenden al alcalde sanmiguelino como su referente provincial. Tema para más adelante.

Lo cierto es que, tanto Salvai como Campbell no tienen mucho para responder por ahora a los pedidos de los intendentes. Allí hay tres categorías. Los jefes comunales que estaban acostumbrados con el kirchnerismo a llamar y recibir, quieren que el esquema siga igual. Va a ser difícil. Aquellos intendentes que enfrentaron desde el peronismo a los K tienen intenciones que dejar atrás los tiempos donde sólo había desiertos en las relaciones con los gobiernos nacionales y provinciales. Y luego están los intendentes propios de Cambiemos que ya, por lo bajo, manifiestan que no tienen ningún privilegio por serlo, más allá de enterarse antes de algunas decisiones.

Para mediados de marzo se cree que empezarán a llegar las primeras respuestas concretas a las demandas de los jefes comunales. Tiene que ver con el comienzo del endeudamiento que la provincia pidió sea aprobado en el presupuesto de este año y que tanta polémica trajo.

Pero más allá de estos hechos concretos, se observa una aceleración de la rosca política que pone en duda si es cierto que se está gobernando como corresponde o se trata, con fotos, de tapar la realidad. Hay intendentes que llevan 60 días de su primera gestión y se los ve más preocupados por la interna del PJ que por la resolución concreta de los problemas por los cuales han sido elegidos. No hay dudas de que la idea del relato instalada por el kirchnerismo está dejando una marca cultural. Ahora hay relatos en todos los ámbitos.

Sobre esas aguas se mueven los referentes más importantes. Uno de ellos, sin duda, es Sergio Massa, quien tiene una influencia clave en el gobierno provincial. Es más, fuentes confiables aseguraron a este medio que la propia gobernadora habría utilizado en más de una oportunidad al líder del Frente Renovador para que le lleguen mensajes políticos a sus propios ministros.

Massa juega un juego que le gusta. Se acerca y se aleja permanentemente. No quiere quedar pegado a todo lo de Cambiemos, pero sigue con su idea de ser el interlocutor preferido de la oposición. Será así hasta que esté más claro el panorama. La inflación es un punto que lo aleja a Massa del macrismo. Está bien. Nadie quiere quedar pegado a las malas noticias.

Por ahora, es el juego que hay en la provincia. Los intendentes quieren acomodarse a los nuevos tiempos y el gobierno provincial encuentra dificultades para resolver todas las demandas. Igualmente, los plazos son todavía los lógicos para un gobierno que recién arranca y que tiene en el presidente a su principal aliado. Quizá sea, en definitiva, el verdadero mandatario provincial. La suerte de Vidal depende de él. Y Macri, de lo que pase en la provincia de Buenos Aires.

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