Por Sebastián Dumont.-

La polémica por el conteo de los votos que desde el domingo está en el centro de discusión de la política bonaerense, no condice con lo sucedido puertas adentro de cada fuerza política en función de los números que iban recibiendo el domingo de sus propios fiscales. Como suele suceder en cada elección, cada partido arma, para tener una rápida mirada, las mesas testigos en cada sección electoral y distribuidas en función de las características del voto de esa zona. Esta vez no fue la excepción. Pero el método no es infalible. Sirve para tener una aproximación. Y esta debe estar promediada con el numero de asistentes a la votación.

Más allá de lo que daban los números en el correo y la carga de datos, en el oficialismo de la provincia de Buenos Aires reinaba la euforia porque las mesas testigos que habían seleccionado le estaban dando una diferencia de 2,5 puntos por encima de Cristina Fernández de Kirchner. Pero el detalle más importante no estaba allí, sino en el nivel de concurrencia a votar. Ese dato fue clave, y lo será para la elección de octubre. Por eso, Cambiemos se ilusiona en crecer mucho desde allí, más incluso de los votos que puedan migrar desde Massa o Randazzo.

Cuando se mide el promedio de asistencia a la votación, se observa que, del promedio global en toda la provincia, las secciones electorales donde más concurrencia hubo fueron en la tercera y primera sección. Estuvieron por encima del 76 por ciento que votó en toda la provincia. Es allí, justamente, donde más votos obtuvo Cristina Fernández de Kirchner. Se comprobaría que el voto militante K concurrió a votar en detrimento de aquel ciudadano que no está tan politizado y que no acompaña a la ex presidente. En la tercera sección, el promedio de concurrencia fue del 80 por ciento.

En cambio, en el área geográfica donde se impuso con mayor claridad el gobierno provincial y sus candidatos fue en el interior. Allí, el nivel de concurrencia estuvo por debajo del promedio. La cifra orilló el 71 por ciento. Es donde espera crecer con mayor notoriedad.

Un ejemplo de ello, para tomar uno de los tantos, se da en el distrito de San Miguel donde Cambiemos le ganó al Frente Unidad Ciudadana. Cuando se desglosa el nivel de participación del distrito, se da cuenta que en la zona oeste – históricamente ligada al voto kirchnerista, el nivel de concurrencia a las urnas orilló el 80 por ciento, mientras que en el centro de la ciudad, donde Cambiemos se impuso con claridad, la asistencia estuvo por debajo del promedio.

Las dos únicas secciones electorales de la provincia donde se registró el mismo nivel de asistencia que el promedio provincial, fueron La Plata y la segunda sección electoral.

Estos datos permiten entender con mayor claridad por qué, más allá de lo que termine de definirse en la mesa chica del oficialismo, se verá otra vez un discurso aceitado para convocar a la población a las urnas. La esperanza es que ese voto pueda crecer cerca del 10 por ciento en promedio. Y el oficialismo aspira a quedarse, como mínimo con la mitad.

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