Por Carlos Tórtora.-

Nuevamente el mundo de la inteligencia local se agitó con la versión de que en el seno del PJ bonaerense se estaría preparando un operativo de agitación popular contra el gobierno nacional que culminaría con saqueos para fin de año. La versión surge del informe del servicio de inteligencia de una fuerza referido a varios cónclaves celebrados por dirigentes K del conurbano en los que intercambiaron distintas posturas acerca de cómo seguir adelante con la oposición al gobierno.

Una línea dura plantearía que a fin de año se darían condiciones ideales para que el gobierno sufra una semana negra que incluya saqueos y movilizaciones violentas. El objetivo: dejar a Mauricio Macri y María Eugenia Vidal malheridos en el comienzo del año electoral y de paso golpear los cimientos de la estrategia económica del gobierno para captar inversiones. Esto es, que en la Argentina haya paz social y condiciones estables para la llegada de capitales para la producción.

En esta postura de máxima se ubicarían los intendentes de Moreno, Walter Festa, y Malvinas Argentinas, Leonardo Nardini, junto con el ex intendente de La Matanza y actual titular del PJ Bonaerense, Fernando Espinoza. La actual intendente de La Matanza, Verónica Magario, apareció días atrás para afirmar que ya no respondía a CFK y que sólo era peronista. Se sospecha que Magario y Espinoza practican un doble juego acordado para poder desplegarse en distintas negociaciones.

El debate recién empieza

Aunque no se conocen los nombres que da el informe, se sabe que también está surgiendo una línea moderada en el cristinismo bonaerense que se negaría a entrar en el plan de los saqueos y que plantearía que no se deben romper de ningún modo las negociaciones con el gobierno de Vidal, porque éste se vería obligado a realizar cada vez más concesiones en la medida que la situación global se complique. Varios dirigentes platenses serían los portavoces de esta postura.

Una interpretación de la belicosidad que estaría mostrando un sector de la dirigencia K serían algunas encuestas que le dan para senadora nacional a CFK no más de 12% de votos. O sea que estaría destinada a quedar tercera y quedarse sin senaduría. De ser así, el cristinismo se sentiría obligado a crear un clima de conmoción que altere la campaña electoral y ponga al gobierno en estado de emergencia.

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