Por Carlos Tórtora.-

En su presentación oficial de los lineamientos de la reforma oficial que se propone el gobierno, Alberto Fernández aclaró con particular énfasis que, en la futura redistribución de competencia que se dará en la justicia federal porteña, las causas no cambiarán de jueces. Esta mención se refiere a que no existiría intención de que las causas por corrupción que se le siguen a Cristina Kirchner cambien de jueces. Lo cierto es que el gobierno luce como perdedor en su primer round por la reforma judicial, teniendo que aclarar permanentemente que no se trata de construir la impunidad de la vicepresidente. Ella por su parte, exigiría firmemente que se le dé una solución rápida a su problema. En cierto modo, el apuro de CFK sería una demostración de poca confianza en el éxito de la gestión de Alberto Fernández, ya que desconfiaría de la continuidad en el poder del kirchnerismo más allá del 2023.

Es obvio que la operación para licuar el poder de Comodoro Py creando el doble de juzgados con competencia en materia federal podría generar una situación insostenible para los doce jueces federales porteños, que ya son menos por el fallecimiento de Claudio Bonadío y ahora la jubilación de Rodolfo Canicoba Corral. Si el kirchnerismo consigue llevar a la renuncia a los jueces de Cristina, las causas podrían pasar a nuevos magistrados y esto sin violar lo asegurado por Alberto, que las causas no cambiarán de juez por la reforma, aunque sí lo harían por la renuncia de los magistrados.

Hoy por hoy, lo que la ofensiva del gobierno ha conseguido por reacción es la conformación de un eje político entre Juntos por el Cambio, Comodoro Py y Clarín y La Nación.

La Corte

La instalación del debate sobre cambios en la Corte Suprema favoreció este surgimiento de una alianza opositora. La interpretación más desconfiada es que, como resultado de la tarea del nuevo consejo asesor, el gobierno pretende ampliar el tribunal a nueve miembros, pudiendo armar así una mayoría propia. Este objetivo también serviría a la impunidad de CFK en el caso de que algunas de sus causas terminen en la Corte. De los actuales cinco miembros del tribunal, hay dos -Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti-, que podrían tener afinidad con una Corte con más peronistas. Pero todos los ministros del tribunal ven cómo su poder podría verse recortado por cada miembro nuevo del mismo.

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