Por Guillermo Cherashny.-

La negativa de Cristina y Néstor en apoyar el acuerdo con el FMI da la posibilidad de los incondicionales del presidente en decir que sólo con un Alberto en pie e independizado de Cristina se puede ganar en el 2023. En esta idea, el presidente seduce al votante k pero no tiene más en cuenta las opiniones de Cristina; es una fantasía alejada de la realidad, de ahí el viaje a Rusia un mes antes de la invasión, donde dijo que le abrirá a Putin las puertas de América Latina. Esta desgraciada frase el entorno más cercano la atribuye a Martín Guzmán, el ministro de economía, que le «vendió» al presidente que Rusia podría ceder 3000 millones en DEGs del FMI e inversiones en infraestructura. Pero resulta difícil que Guzmán, que vivió mucho tiempo en Estados Unidos, propusiera ese elogio en medio de una negociación con los EEUU, lo que motivó una dura protesta americana mediante el matutino «La Nación», que Gabriela Cerruti negó pero que después el presidente y Cafiero recularon con el Departamento de Estado, al igual con la guerra de Rusia con Ucrania, donde pasamos de pacificar a neutrales a condenar la «invasión», aunque el gobernador Kicillof omitió esa palabra en la Asamblea Legislativa de la PBA, porque es el pensamiento mayoritario K, que manifiesta apoyo a todo lo que sea contra Estados Unidos. De ahí que Alberto nunca podrá contar con el voto K prescindiendo de Cristina y Máximo.

La posibilidad que el Frente de Todos tenga chance en el 2023 necesita un Alberto presidente de transición que renuncie a su posible reelección, porque su gestión en la pandemia y la economía con alta inflación es floja y por sus constantes cambios de posición en los temas locales e internacionales, más la fiesta de Olivos, que aún le pesa mucho para que pueda tener alguna chance en el 23.

Sólo una interna que abarque a todo el peronismo, entre un sector histórico representado por Sergio Massa o un gobernador contra Jorge Capitanich, como representante de la «izquierda» transversal, pero que no tenga el apoyo de «los chicos» -léase La Cámpora- puede hacer que todo el peronismo vote en esas PASO quitándole espacio a Schiaretti, Lavagna o Randazzo para que instalen un neoperonismo de centro. Las otras dos condiciones son una candidatura de Mauricio Macri por Juntos y otra fuerte de Javier Milei por el liberalismo.

La clave para saber quién puede ganar esa PASO en el Frente de Todos es el lugar donde juegue Cristina en ese interna como candidata a senadora nacional por la Provincia de Buenos Aires. La respuesta es sencilla: no figuraría sólo en la lista de Capitanich pero puede pretender que la lleven los dos sectores o bien anotarse en la moderada, que podría ganar las elecciones. La otra clave es la candidatura a gobernador y ahí, para mantener la PBA en manos del peronismo, hace falta otro renunciamiento, cual es el de Kicillof, y que Insaurralde preferentemente o Wado de Pedro se enfrenten en las PASO. En 2019, Cristina tuvo un renunciamiento y ahora es la única que puede provocar el doble renunciamiento a la reelección: el de Alberto y el de Kicillof, todo sea para mantener el poder.

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