Por Sebastián Dumont.-

El peronismo busca su nuevo rumbo y eso genera la sensación hay una campaña electoral permanente, a pesar que se votó hace menos de tres meses. Como es habitual, en épocas estivales, la costa suele ser el sitio donde se dan las primeras “roscas” del año que muchas veces no terminan en nada serio, pero que sirven para alimentar las especulaciones de cara al futuro. Mucho más en un espacio como el PJ que, indefectiblemente, marcha rumbo a un distanciamiento con el cristinismo. En ese sentido, la primera reunión “informal” será en la casa de Massa en Pinamar y sin la presencia de Daniel Scioli quien no es “bienvenido” en ese sitio.

Sergio Massa pondrá la carne y la casa para la primera rosca de verano difundida con clara intencionalidad. Será el viernes por la noche en el barrio cerrado La Herradura de Pinamar. Y se calculan cerca de 20 comensales.

Gran arrojo el de Massa de hacerse cargo de la carne que no se consigue por menos de 120 pesos el kilo por estos lugares de la costa atlántica, reducto de políticos y también de periodistas que suelen manifestarse como nacionales y populares -caso Roberto Navarro- y eligen el municipio ahora gobernado por un intendente de 30 años recién cumplidos, hijo de un ex funcionario del otrora poderoso Blas Altieri, amigo de Scioli.

Justamente el ex gobernador y candidato presidencial no es bienvenido por estos lugares. Muy diferente a lo que le sucede en Mar del Plata donde siempre es acogido por el empresario Aldrey Iglesias, al que siendo gobernador lo benefició con varias acciones. Desde hoteles -el Provincial- hasta jugosas pautas en el multimedios de La Capital.

Pero Scioli no irá a la casa de Massa, a pesar de haberse disculpado de manera forzosa en la campaña luego de haber puesto en duda la veracidad del ingreso de un agente de inteligencia, hoy preso. Alguien sugirió su nombre cuando empezó a puntear los comensales. Y Massa puso el grito en el cielo. Malena ni que hablar.

Ahora este dato de color quizá marque una idea hacia futuro que venimos adelantando en este medio hace tiempo. La indefectible separación de sectores del peronismo con su antiguo sello del Frente para la Victoria. Tarea ardua de arrojar lavandina sobre ciertos personajes muy identificados con CFK. Uno de ellos Diego Bossio a quien se lo mencionó como parte de la organización de la rosca en lo de Massa.

Y otro dato que dimos en primicia es la idea de Juan Manuel Urtubey de tener protagonismo en la confección del peronismo con “liderazgos modernos”. Ello lo viene articulando Graciela Camaño, algo así como madrina de Massa y el salteño a quien busca unir en pos de un solo objetivo: dejar atrás la era K para siempre. Claro que, tarde o temprano podría hacer un choque entre ambos ya que buscarían el mismo objetivo: la presidencia en 2019.

Es cada vez más activo el rol del senador cordobés Carlos Caserio en todas estas jugadas, aunque no está claro si irá a comer carne a lo de Massa en Pinamar. Hombre difícil de sacar a dar vueltas en el verano, sobre todo en enero, Caserio, siempre cercano a De La Sota, se ha convertido en el mejor aliado del tigrense en el senado nacional.

Habrá que ver el resultado de la charla donde podrían darse una vuelta intendentes que hoy abrevan en el Frente para la Victoria. Es más, algún pícaro por allí deslizó que no se sabe si se trata de un intento de rearmar el justicialismo o es la forma silenciosa de terminar de atraer a Juan Manuel Urtubey al Frente UNA. Romances de verano. También en la política.

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