Por Carlos Tórtora.-

Alberto Fernández resiste hasta ahora el asedio del kirchnerismo sin entregar su gabinete, lo que abre distintas perspectivas acerca del futuro inmediato. La primera pregunta es si Cristina Kirchner está dispuesta a aumentar la presión sobre su jefe formal para obligarlo a una rendición. En el entorno presidencial especulan con que, ya que el presidente no está dispuesto a dar pelea, lo mejor que puede pasar es que la situación siga como hasta ahora y que la vicepresidenta se conforme con haberse plantado como la jefa de un gobierno paralelo y disidente. Pero la realidad es que, en caso de continuar las cosas como están, en las próximas semanas la imagen que trascendería sería que Alberto se salió con la suya y no entregó cabezas. La pérdida de poder de ella sería entonces enorme, algo que no puede permitirse. Este cálculo hace que lo más probable es que en días más haya una nueva escalada.

Negociaciones subterráneas

Un oscuro episodio tensó al máximo la confrontación. Hubo varios detenidos por la pegatina de afiches en la vía pública y uno de ellos, Darío Méndez, confesó que el que encargo la operación no es otro que un alter ego del presidente, José Albistur, el ex secretario de Medios de la misma Cristina y uno de los empresarios de publicidad más influyentes, aparte de marido de Victoria Tolosa Paz. La crisis estuvo a punto de explotar en un gran escándalo pero hubo negociaciones secretas y el gobierno consiguió frenar el tema en la casi totalidad de los medios. Esto prueba que, como en Ucrania, la guerra no impide en este caso que haya una mesa de negociaciones en las sombras. A todo esto, las encuestas más recientes reflejan que la ex presidenta se salió con la suya en cuanto a reinstalarse como crítica de un gobierno del cual es corresponsable. En cambio Alberto resulta cada vez más debilitado. Pero algunos consultores subrayan que ella debería tener gestos cada vez más duros para mantener la credibilidad de que está lejos del gobierno.

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