Por Guillermo Cherashny.-

La reunión en la Quinta de Olivos, donde el Presidente recibió a la Vicepresidenta, se tocaron varios temas, como la renegociación de la deuda externa, la flexibilización de la cuarentena a partir del 10 de mayo y también las críticas de Cristina a la Justicia sobre la presión que ejerció el macrismo para hacerla desfilar por tribunales.

Está claro que Cristina y sus hijos están convencidos de que muchos de los juicios por corrupción que tienen en los tribunales tienen vicios de procedimientos que fueron demostrados por el juez Ramos Padilla de Dolores, sobre testigos protegidos guionados en su perjuicio. Y acusa como responsable a la denominada «mesa judicial» del macrismo, a la cual 14 senadores cristinistas denunciaron ante la justicia federal y que nombran, entre otros, a Pepín Rodríguez Simón, Pablo Torello, Angelici, Gustavo Arribas, Germán Garavano y el nuevo acusado, Juan Bautista Mahiques, el Procurador General de CABA, quien fuera delegado del presidente Macri ante el Consejo de la Magistratura, a quien Cristina acusa de haber presionado a la camarista Ana María Figueroa, de la Casación Penal, para que reabra la causa del memorándum con Irán. Esta acusación se origina en un reportaje radial a la jueza Ledesma, donde reconoció presiones en el año 2016 para «mover» esa causa, lo que empoderó a la vicepresidente para pensar que en todas las causas que tiene no hay pruebas contundentes y hubo presiones y procesos, preventivas y elevaciones a juicio oral sin pruebas.

Esta acusación no es nueva sino que forma parte del denominado «lawfare» que viene denunciando hace tiempo; pero de ahí a informar que Cristina pidió la renuncia de Marcela Losardo, la Ministra de Justicia, es una verdadera fake news que inventaron en el canal del diario La Nación, donde también se dijo que pidió la cabeza de Santiago Cafiero, el Jefe de Gabinete, y de Felipe Solá. Esta disparatada versión no tiene ningún asidero porque se sabe que estos nombres son del riñón del Presidente, aunque seguro deslizó críticas hacia ellos y otros funcionarios. Pero exigir su renuncia es romper la relación con el Presidente, que de ninguna manera es lo quiere Cristina, y mucho menos en estos momentos de crisis y a tan poco tiempo de comenzar el gobierno.

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