Por Guillermo Cherashny.-

Seguramente la votación del 65% de los riocuartenses de ayer, donde el delasotismo aliado con Massa derrotó abrumadoramente a la UCR, que gobernó todos los períodos menos uno en esa ciudad y donde en la ultima elección la figura del presidente Macri arrastró muchos votos. Pero esta vez, los spots de Macri y las llamadas telefónicas con su voz no alcanzaron para disminuir esta derrota anunciada que se preveía hace meses y en donde el presidente se comprometió a no intervenir pero violó su promesa y los últimos días se jugó con todo. Y Ernesto Sanz, que sólo ganó la interna de la UCR en Gualeguaychú, siempre perdió ante el voto popular.

Marcos Peña desde el primer momento le hizo caso a Sanz y en nombre Macri hizo viajar a todo el gabinete. Además, inundó de plata a Río Cuarto pero de poco le sirvió ante la estanflación creciente que vive el país, con la consecuente pérdida del ingreso de todos los sectores, que muestran varias encuestas que, pese a todo, dicen que un 65% que tiene esperanzas en el futuro. Pero el electorado vota realidades y no esperanzas o vanas promesas y de poco sirve la imagen positiva del presidente si estamos pasando el peor momento de la economía y todavía no hay reactivación. Además, la alta imagen no garantiza la intención de voto, salvo en la Capital, donde el antiperonismo le garantiza a Cambiemos un triunfo pase lo que pase.

De la Sota, el gran triunfador, criticó a Marcos Peña para salvar la figura de Macri, y exigió un acuerdo social al cual Macri se niega, porque daría la impresión de que está «de última». El papa, los sindicatos, y también el Frente Renovador, lo piden pero Durán Barba y Marcos Peña, en vez de asesorar a Macri, lo manejan como ellos quieren.

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