Por Carlos Tórtora.-

Inmediatamente después de terminado el banderazo del miércoles, Horacio Rodríguez Larreta habría sido informado de los resultados de un testeo realizado en la movilización en las calles porteñas. Según este sondeo, más de la mitad de los asistentes a las marchas en Capital serían simpatizantes del PRO. En otras palabras, que buena parte del caudal electoral del macrismo porteño se ubica en la postura anti-cuarentena.

La reacción del Jefe de Gobierno porteño no se hizo esperar: hizo trascender a los medios que su gobierno flexibilizará la cuarentena el próximo 18, volviendo la situación al estado de cosas anterior al 1 de julio. La decisión de Larreta se le plantea a Alberto Fernández como un hecho consumado y deja abierto el espacio para una crisis en torno a la lucha contra el Covid-19 en el área metropolitana. Con más de 2000 contagios diarios en el Gran Buenos Aires, Axel Kicillof sería partidario de mantener la cuarentena dura en el conurbano, postura apoyada por el comité de epidemiólogos que lidera Pedro Cahn. Pero de quedar la Ciudad flexibilizada y la provincia no, se traduciría en un revés político para el kirchnerismo. Esto, excepto que se produjera una explosión de casos en Capital, lo que debería leerse como un error de Larreta.

El día después

La creciente desesperación del Jefe de Gobierno porteño y su necesidad de flexibilizar le plantean a su vez un dilema a Alberto Fernández, que tiene intenciones de proclamarse como vencedor del Coronavirus pero para ello necesita que la ciudad y la provincia no entren en colisión. El hecho de que Alberto haya llamado su “amigo” a Larreta habla a las claras de hasta qué punto en la Casa Rosada están necesitados de que este último no se aleje.

El otro actor que vuelve a asomarse es Mauricio Macrin quien estaría convencido de que la oposición se va radicalizando y arrastrando entonces a Larreta y Diego Santilli. El escenario de la próxima crisis podría ser el comienzo de la pospandemia, cuando el combate a la pandemia pase a segundo plano y emerjan con claridad los números del desastre económico.

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