Por Rafael Argento.-

La guerra en el Frente para la Victoria por quién se queda con el poder tras las elecciones a presidente marca el quiebre definitivo entre los kirchneristas puros y los anaranjados sciolistas. El candidato a presidente del oficialismo, Daniel Scioli ya se deja ver en los medios de comunicación festejando una victoria en primera vuelta, algo que a la saliente presidenta mucho no le gusta. El ego y el miedo a perder el poder de conducción le generan violencia a la mandataria que deja el trono. En caso de ganar, el gobernador bonaerense quiere tomar el mando tras la elección pero CFK tiene otra idea. El efecto separación que ya muestra el ex motonauta de la madre de Máximo y Florencia Kirchner.

La decisión de Scioli de no dejar a ningún miembro de La Cámpora en su futuro gabinete es uno de los quiebres más grandes entre los anaranjados y los kirchneristas puros. Estos últimos tendrán que conformarse con apenas llegar a algún puesto en el Congreso. Ni hablar del salto que ya dieron los camporistas Eduardo ‘Wado’ De Pedro, Mariano Recalde y Julián Álvarez, quienes ven a Daniel Scioli como Presidente pero no «de transición».

Máximo Kirchner, el hijo de la mandataria nacional y creador de La Cámpora, es quien lidera el ala dura contra la «sciolización» de gran parte del oficialismo, y quien afronta aquella virtual división. El nene de Néstor y Cristina es el encargado de declararle la guerra a Scioli. Junto a él también forman parte Andrés ‘Cuervo’ Larroque y, en menor medida, Ottavis.

Scioli ya se muestra con ganas de tomar el poder del kirchnerismo y del peronismo. Puesto que Cristina quiere tener de acá en adelante. Este quiebre por ver quién es más poderoso puede llevar a que la presidenta saliente prefiera que el gobernador no gane con comodidad y hasta que pierda con Macri para que ningún K se queme con el ajuste económico que se viene a la Argentina.

Otro gran paso de separación que realizó Scioli fue decir abiertamente que va a cambiar parte de los impuestos a las ganancias de los trabajadores. Bajo el lema “construir sobre lo construido”, el gobernador muestra una rotura del modelo, baja línea del cristinismo.

La decisión de tener a muchos peronistas gobernadores en el gabinete fue otro claro ejemplo de quiebre. Ya no le responden a Cristina. Y en poco tiempo ya veremos a Zannini, un eterno kirchnerista, jugando al fútbol en Villa La Ñata con Daniel.

Todo indica que, en caso de ganar en primera vuelta, como cree Scioli que pasará, antes del 10 de diciembre, el marido de Karina Rabolini tendrá el control total y la sombra de Cristina Kirchner comenzará a desaparecer.

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