Por Jorge D. Boimvaser.-

Daniel Scioli sabe como nadie que dar un volantazo desesperado acarrea consecuencias imprevisibles, pero se ve perdido en el tramo final de la campaña y hasta su esposa Karina se le planta de manos a Cristina desconsiderando la cadena nacional y hablando maravillas de las conferencias de prensa de Danielito.

“La Cámpora” hace todo sucio y, salvo los fundamentalistas acérrimos, el resto se escapa, como ya lo hicieron en algún momento del corazón del menemismo.

Por eso, Gustavo Marangoni, hombre del Banco Provincia, no se quiere pelear mal con Carlos Melconián, lo justifica en todo y eso despierta la ira de Aníbal Fernández.

¿Si hay mucha diferencia entre ambos? No es que Marangoni y Melconián sean iguales o diferentes, sino que no les queda mucho margen para medidas económicas cuando se hagan cargo de la hoguera que les dejan los K.

O apagás el incendio a como dé lugar o te inmolás a lo Bonzo.

Los sciolistas empiezan a pedir pista en terreno de CAMBIEMOS, a sabiendas de que tomar medidas no populares, asuma quien asuma va, a precisar de un equilibrio de fuerzas necesario.

Hasta los más tibios se hartaron de una confrontación estéril en la cubierta del Titanic.

Daniel y Karina no se tiran sobre los botes porque ya no les queda ni uno para ellos.

Pero el resto del sciolismo acepta el canto de sirenas de CAMBIEMOS.

Cristina se aseguró de que en su patria chica santacruceña los guiños de la cuñada Alicia le sean favorables y con eso le alcanza.

Si contamos que son muchos los Miguel Ángel Pichetto o Gabriel Mariotto que están cada vez más cerca de ser la pata justicialista dentro del macrismo, o en una hipotética reconstrucción del PJ sin kirchneristas, ¿te sorprenderías?

La brutalidad de la campaña de los Cámpora los deja sin margen de maniobra.

Los encuentros de Mariotto con la militancia peronista más ortodoxa, los jueves en el Mercado Central, son memorables.

Hacen fila para golpear mal al kirchnerismo y dan por cierto que Scioli está perdido, sin rumbo fijo y con destino de colisión.

Cuando Aníbal Fernández arremete contra Gustavo Marangoni por su defensa de Carlos Melconián, está poniendo la frutilla en el postre del sciolismo.

Después del 10 de diciembre, serán opositores, pero mientras tanto, a todos les conviene que se hunda el motonauta.

Primero que todo, a Cristina, quien en un abrir y cerrar de ojos se sacó de encima a sus dos posibles opositores de cara a un posible regreso. Aníbal quedó en la morgue en octubre y Scioli va camino del mismo lugar en dos semanas.

A “La Cámpora”, sin caja chica, no le queda mucho futuro. Se le quema el rancho antes de Navidad.

Un Papá Noel a la derecha (del escenario).

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