Por Carlos Tórtora.-

Hasta el momento y después de la admonición de Cristina Kirchner sobre los funcionarios que deberían buscarse claro otro laburo, todas las señales que partieron de Alberto Fernández apuntaron a la consolidación del gabinete. A esta altura, algunos especulan con que el primer mandatario estaría reforzando su autoridad mediante el procedimiento de dejar en claro que las decisiones sobre este tema las toma él. De ser así, es decir, de prolongarse la estabilidad del gabinete, la que sufriría un serio deterioro en su autoridad sería la vicepresidenta, ya que quedaría en evidencia que sus presiones no dan resultado y que AF se ha independizado lo suficiente como para funcionar con una relación semicongelada. Si él hubiera hecho cambios ni bien ella habló, su rol habría quedado muy desdibujado. Después de todo, la resistencia del presidente a cambiar ministros y secretarios luego de los embates de ella ya se vio antes, cuando esta última reclamara por los “funcionarios que no funcionan” y sólo se le pidiera la renuncia a la ministra de Hábitat María Eugenia Bielsa.

Con final abierto

Otro de los reclamos de la ex presidenta, el de mantener las tarifas de servicios públicos por debajo de los aumentos de sueldos, está también en veremos y con fuerte resistencia del ministro de economía Martín Guzmán. En los últimos días hubo gestos para interpretar en la densa relación entre los Kirchner y el presidente. Por ejemplo, en medio de una tensa situación en el peronismo bonaerense, Alberto salió a apoyar las pretensiones de Máximo Kirchner para convertirse en jefe del PJ de Buenos Aires. Esto cuando todo parecía indicar que AF estaba más comprometido con la resistencia de los barones del conurbano a la política expansionista de La Cámpora.

Es evidente que el primer mandatario elude todo lo que puede la confrontación con los Kirchner pero no es menos cierto que busca mostrarse más autónomo. En el caso de que expresamente él la deje desairada a ella con el tema del cambio de gabinete, habrá que ver si esto le reportará un crecimiento de su figura. Hasta ahora y en razón de la fuerza de las circunstancias, Alberto ha sido el presidente de la pandemia y todavía no pudo salir claramente de ese rol.

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