Por Guillermo Cherashny.-

En las PASO se produjo una catástrofe electoral para el gobierno y la pregunta que se hace en el seno del Frente de Todos es si se puede disminuir el 10% que Juntos obtuvo por encima del gobierno. Y, si bien la teoría dice que los actos posteriores de la última semana parecen decir lo contrario, en efecto el acto de Nueva Chicago, organizado por los movimientos sociales, intentó sumarle calor popular al presidente pero el discurso de Emilio Pérsico y el del presidente fueron lamentables, porque no sumaron nada y, es más, ahuyentaron al electorado.

La salida de Paula Español del gobierno y su reemplazo por Roberto Feletti fue más de lo mismo y no significó nada positivo. Encima, la funcionaria fue pésima en su gestión y su reemplazante parece más exigente con el fracasado control de precios.

El nuevo gurú electoral, el catalán Gutiérrez Rubí, programó una campaña propositiva y que el presidente aparezca muy poco en actos masivos y se dedique a la cercanía con los votantes y escucharlos. Pero Alberto Fernández quiere recuperar protagonismo en momentos en que su palabra está completamente devaluada y todo es insistir con las mismas políticas que llevaron al fracaso.

Así las cosas, la única esperanza del gobierno, que obtuvo el 30% a nivel nacional, es que el votante peronista del núcleo duro histórico -que ronda el 38%- reaccione ante el triunfo de la oposición y se decida el próximo 14 de noviembre a votar, ya sin cola en los recintos electorales, y le permita recuperar a sus votantes tradicionales y que el gobierno no meta la pata en las próximas semanas.

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