Por Guillermo Cherashny.-

Al iniciar su mandato, Macri y sus asesores jurídicos tenían en la mira al camarista Eduardo Freiler y al juez federal Canicoba Corral, sobre quien pesan rumores de conductas non sanctas y de una supuesta sociedad comercial con el abogado Guillermo Scarcella, ex presidente de Aguas Bonaerenses, como el eventual intermediario del magistrado para hacerles favores a los imputados.

Pero Canicoba tuvo una cuota de suerte cuando le tocó la denuncia blanqueadora de Elisa Carrió sobre Gustavo Arribas, el jefe del espionaje e íntimo amigo del presidente, al cual sobreseyó en trámite express, pese a la seria denuncia periodística del colega Hugo Alconada Mon, y fue esta actitud la que lo salvó de un eventual juicio político y le dio aire.

Pero una nueva nota de Alconada Mon donde se menciona a la esposa del juez como proveedora de una gran empresa que tenía problemas en su juzgado y que Canicoba se los solucionó y que el tribunal de alzada se lo revocó y donde tuvo que fallar de nuevo y lo hizo en forma idéntica y nuevamente la Cámara no sólo revocó su resolutorio sino que le quitó la competencia y lo mandó al fuero penal económico.

La nota de Alconada Mon fue tomada por todos los matutinos y da para la iniciación de un juicio político, como le ocurrió a otro juez federal, Daniel Rafecas, quien también tuvo un golpe de suerte: decidió sobreseer a la familia Macri de una denuncia de Stolbizer por un aumento de los peajes dispuesto por el presidente y luego de ello la familia presidencial decidió vender su participación en Autopistas del Sol.

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