Por Carlos Tórtora.-

Las consecuencias de haber perdido la batalla legislativa por la reforma política, en concreto por la utilización de la boleta electrónica en todo el país, empiezan a notarse en los movimientos del oficialismo.

Casi con desesperación, el equipo de María Eugenia Vidal está a la caza de los dueños de los tradicionales aparatos políticos que iban a ser barridos por la boleta electrónica y no lo fueron: los intendentes del conurbano.

Así es que, en esta creciente necesidad por abrir el juego captando peronistas y fraccionando el voto de los que no lo son, el PRO blanqueó como aliados a Eduardo Duhalde, Mario Ishii y Aldo Rico. Esta necesidad del aparatismo tradicional tendrá su precio en el armado de las listas, que Macri imaginaba plenamente amarillas.

A los otros que se les hace agua la boca es a los radicales, que en Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y muchas provincias chicas multiplican las débiles estructuras de sus aliados gobernantes del PRO.

No es el caso de la Coalición Cívica, que gira en torno a una figura mediática como Elisa Carrió pero que carece de estructura territorial en gran escala.

La cruda realidad

Así las cosas, no es de extrañar que el discurso presidencial de la última semana, desde la salida de Alfonso Prat Gay del gabinete, haya girado en torno a la profundización de la línea ortodoxa del oficialismo. En parte este relato opera como cortina de humo para tapar esta otra realidad: sin boleta electrónica el PRO es en cierta medida rehén de sus aliados y dependiente de la manipulación que pueda hacer del peronismo. En esto juega el gran déficit de la dirigencia macrista en general y es no haber podido construir todavía estructuras territoriales sólidas, dejándose llevar por la tentación de identificar el caudal electoral con el control de las redes sociales.

Hasta en Capital, el bastión por excelencia, Horacio Rodríguez Larreta se precipitaría a convocar a elecciones para legisladores locales a mediados de año para, con la boleta electrónica en este caso, intentar sustraer a los ediles del arrastre que tendría, con la UCR atrás, una lista con Martín Lousteau como primer candidato a diputado nacional.

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