Por Carlos Tórtora.-

Mauricio Macri no deja lugar a dudas en sus conversaciones: si en Diputados la oposición consigue quórum, propone una baja en las tarifas, logra trasladar al Senado el proyecto y la Cámara Alta lo aprueba, es muy probable que él vete la ley.

Lo haría, sin dudas, si la ley implicara reducir los aumentos e incumplir la meta de baja del déficit. Desde diciembre del 2015 hasta hoy, los vetos presidenciales correspondieron a proyectos de ley de no mucha repercusión social. Por ejemplo, la detección de trombofilia, la expropiación del Hotel Bauen, y el Salario Mínimo Profesional.

A estos, se les suman dos vetos más realizados durante 2016. Uno fue el borrón de un plumazo de la Emergencia ocupacional, que prohibía los despidos por 180 días, una ley reemplazada por un acuerdo no vinculante con empresarios, y el veto a la doble jubilación mínima a excombatientes de Malvinas.

El costo político de tales vetos fue mínimo y no hay comparación posible con la reacción que produciría dejar sin promulgar una ley que reduzca el impacto del tarifazo.

Un serio dilema

Así las cosas, en la mesa chica del macrismo empezó el debate sobre la posibilidad de que se llegue a la instancia del veto, que Macri asegura que firmará sin contemplaciones. Ocurre que la cúpula del macrismo está abocada a un operativo político mediático para que Macri recupere el nivel de imagen positiva que perdió en los últimos meses. En definitiva, el oficialismo considera indispensable alcanzar este objetivo para que en el último trimestre el presidente tenga los números adecuados para empezar el año electoral en buenas condiciones.

Como es obvio, la recuperación de la popularidad y el probable veto a una ley que acote el tarifazo son sencillamente incompatibles. Más aún, el veto podría acentuar la caída de Macri en las encuestas dando lugar a todo tipo de especulaciones y generando una imagen de debilidad del gobierno difícil de recomponer. A tal punto es delicado el tema, que hasta se menciona que, en caso de conseguir la oposición su objetivo, Macri podría improvisar un viaje al exterior, quedando Gabriela Michetti a cargo de la firma del temido veto.

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