Por Carlos Fara.-

En los últimos días, Sergio Massa fue lo más parecido al Hamlet de Shakespeare, oscilando frente a un dilema existencial: ¿presentarse o no presentarse como candidato a presidente?

El sentido común indicada que no debe ir a dar la pelea: tiene poco dinero, pocos dirigentes, está en deterioro, no tiene estructura de gobierno que lo banque, no le cae bien al establishment, y no fascina a los medios.

Si en política todos pensaran de esta manera, en la mayoría de las elecciones se presentaría un solo candidato, y con suerte dos. Entonces ¿por qué tiene sentido que Massa finalmente inscriba su candidatura presidencial?

  1. Es joven: tiene 43 años, sus 2 rivales le llevan entre 13 y 15 años de vida. Es decir que si pierde ahora, tiene hasta 3 turnos para intentarlo.
  2. Todo lo que junte será de él, sin tener que compartirlo con nadie. Sobre todo en un esquema raquítico de dirigentes de peso.
  3. Imponer una nueva marca no se hace de la noche a la mañana: si quiere construir algo distinto debe empezar por hacerlo desde ahora.
  4. Los caminos son cada vez menos lineales: decir que no se puede pasar de intendente a presidente es erróneo, ya que él ahora es un diputado que le ganó al kirchnerismo en el principal distrito del país. Por otro lado, como dijimos en la nota “Alguna regla se rompe”, gane quien gane quebrará alguna tradición importante en la Argentina.
  5. La cultura política latinoamericana es la del fighter (luchador): los que se bajan del ring no vuelven. Los dos casos más emblemáticos son Reutemann y Chacho Álvarez. Estas sociedades quieren que el boxeador vaya a la pelea, gane o pierda. No luchar es demostrar temor. Y con temor no se seduce.
  6. Los que se quedan en el proyecto quieren a un líder con agallas, y cobran fuerzas refugiándose en la épica: preferible contar un ejército pequeño de convencidos, que un ejército grande de desanimados.
  7. No tiene muchas alternativas: lista corta para gobernador, gobernador con De la Sota presidente, retirar al FR de la pelea, son todas opciones deslucidas. Le luciría un puente de plata que no tiene. Preferible contar los votos en agosto y luego ver (las encuestas a veces deforman la realidad).
  8. En política siempre es mejor sacar patente de tenaz, aun perdiendo, que de dubitativo.

Así como Scioli no es rupturista por naturaleza, Massa es temerario. Cada uno avanza en la vida con su propio libreto: de eso se jactan todos los líderes. Contradecir la propia esencia es un gran error. (7 Miradas, editada por Luis Pico Estrada)

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