Por Víctor E. Lapegna.-

En todas las elecciones presidenciales del que podría llamarse ciclo “kirchnerista”, que van desde las de 2003 hasta las PASO del 9 de agosto pasado, se enfrentaron varios candidatos peronistas quienes sumaron alrededor del 60% de los votos.

En contraste, en las cuatro elecciones presidenciales que se realizaron entre 1983 y 1999 y en las que el justicialismo “prekirchnerista” participó con una fórmula oficial única, el caudal electoral del peronismo alcanzó un promedio del 43,95%.

Los votos con el peronismo dividido

En las elecciones de 2003 el voto peronista se dividió entre Carlos Menem (24,45%), Néstor Kirchner (22,24%) y Adolfo Rodríguez Saá (14,11%) con lo que sumó un 60,8%. Vale mencionar que en esos comicios el candidato oficial de la Unión Cívica Radical (UCR) que fue Leopoldo Moreau logró apenas el 2,34% de los votos, muy por debajo de lo que obtuvieron otros dos candidatos radicales no oficiales: Ricardo López Murphy (16,37%) y Elisa Carrió (14,05%).

En 2007 la candidata peronista más votada fue Cristina Fernández de Kirchner con el 46,29%, pero Alberto Rodríguez Saá obtuvo un 7,71% y a ese 54% se le podría añadir una parte de los votos que obtuvo Roberto Lavagna (16,91%), peronista que fue candidato por la UCR, en tanto que Elisa Carrió, candidata radical no oficial, ocupó el segundo lugar en la preferencia del electorado con el 23,04 de los votos.

En 2011 volvió a ser Cristina Fernández de Kirchner la candidata peronista más votada con el 54,11% y si se le suman los votos que tuvieron Alberto Rodríguez Saá (7,96%) y Eduardo Duhalde (5,86%), en esa elección el voto a los aspirantes peronistas llega al 67,93%. En esta ocasión el candidato oficial de la UCR fue Ricardo Alfonsín que tuvo el 11,14% de los votos, a los que podría sumarse el 1,82% de Carrió. El segundo candidato más votado fue el socialista Hermes Binner, con el 16,81%.

Por fin, en las últimas PASO los candidatos presidenciales peronistas reunieron el 61,16% de los votos, sumando los que fueron a Daniel Scioli (38,42%), a Sergio Massa y José Manuel De la Sota (20,63%) y a Adolfo Rodríguez Saá (2,11%). La UCR, aliada a Carrió y al PRO, se cobijó bajo la candidatura presidencial del no peronista Mauricio Macri, que en el frente “Cambiemos” obtuvo el 30,07% de los votos.

Los votos con el peronismo más o menos unido

Las de 1983 fueron las primeras elecciones sin proscripciones en las que un candidato presidencial de la Unión Cívica Radical (UCR), Raúl Alfonsín, superó con el 51,76% a Ítalo Luder, candidato peronista que obtuvo el 40,16%.

En 1989 fue el candidato peronista, Carlos Menem, quien se impuso con el 47,49% de los votos al radical Eduardo Angeloz, que tuvo el 36,79%.

En 1995 fue reelecto Menem con el 49,94% y esta vez el segundo candidato más votado fue el peronista no menemista del FREPASO, José Bordón, con el 29,3%, en tanto la UCR que postulaba a Horacio Massaccesi logró el 16,99% de los votos.

En 1999, la Alianza que tenía a Fernando De la Rúa (de la UCR) como candidato presidencial y a Carlos “Chacho” Álvarez (del FREPASO) a la vicepresidencia, se impuso con el 48,37% de los votos a la fórmula oficial del Justicialismo de Eduardo Duhalde y Ramón Ortega que obtuvo el 38,27% y a la que componían Domingo Cavallo y Armando Caro Figueroa, que expresaban una orientación más “menemista” que la del peronismo oficial y reunieron el 10,22% de los votos.

Algunas conclusiones

Al momento de las dos primeras elecciones presidenciales, la Unión Cívica Radical (UCR) y el Partido Justicialista (PJ) eran partidos de existencia real y la situación relativa en las que estaban cada una de esas corrientes en 1983 y 1989, explica en parte los resultados de ambos comicios.

El resultado de las elecciones de 1995 mostró síntomas del proceso crítico en el que habían ingresado ambos partidos. El Justicialismo, aunque retuvo la presidencia con casi el 50% de los votos, tuvo que competir con el FREPASO – la segunda fuerza más votada con casi el 30% de los sufragios- que era la expresión electoral de sectores peronistas opuestos a las políticas de Menem a los cuales, quienes conducían por entonces al Partido Justicialista, fueron incapaces de contener y dar representación en el seno del Partido reconociéndolos como minorías críticas de las posiciones de las mayorías. La crisis de la UCR se mostró en que su caudal electoral cayera del 36,79% de 1989, al 16,99 de 1995.

Las elecciones de 1999 fueron las últimas en las que hubo un solo candidato peronista y mostraron la profundización de la crisis de los dos partidos mayoritarios, con rasgos diferentes en cada caso. En el Justicialismo se daba la situación paradojal de que el candidato presidencial, en materia de política económica, se mostraba más crítico del gobierno saliente en el que había sido vicepresidente y gobernador de Buenos Aires que el candidato opositor y esa contradicción incidió en que fuera derrotado y tuviera el menor caudal electoral de un aspirante oficial peronista a la Presidencia desde 1983. En cuanto a la UCR, aunque ganó la elección su candidato presidencial que era Fernando De la Rúa, ello fue posible merced a los votos del peronismo disidente reunido en el FREPASO que llevaba a Carlos “Chacho” Álvarez como candidato a vicepresidente. De hecho, los votos de la Alianza en 1999 fueron equivalentes a la suma de los que habían obtenido el FREPASO y la UCR en 1995, compitiendo por separado.

Como se mencionó al comienzo, los resultados en esas cuatro elecciones presidenciales muestran que el caudal electoral del peronismo tuvo un promedio del 43,95% y osciló entre el techo del 49,94% de Menem en 1995 y el piso del 38,27% de Duhalde en 1999.

Este primer ciclo de cuatro elecciones presidenciales en las que el justicialismo presentó un único candidato oficial terminó tras la derrota de 1999 y la crisis de 2001 y su punto de ruptura fue el Congreso Nacional del PJ de Lanús de enero de 2003. Ahí la mayoría de los delegados avalaron una iniciativa de Duhalde y sus seguidores -entre quienes estaba Cristina de Kirchner- por la que se suspendían sine die los comicios internos para elegir los candidatos del partido y autorizaba que en las elecciones generales de 2003 se presentaran varias fórmulas distintas del Justicialismo. El motivo esencial de esa resolución era el temor a que en esas internas se impusiera la candidatura de Menem, como había sucedido en 1988 cuando votaron millones de afiliados justicialistas y la mayoría eligió la fórmula Menem-Duhalde sobre la que integraban Antonio Cafiero y José Manuel de la Sota.

Un temor que no carecía de fundamentos ya que en la elección general de 2003 la más votada de las tres fórmulas presidenciales del Justicialismo fue la que encabezaba Menem, aunque al no haber logrado la ventaja suficiente para ganar en la primera vuelta y renunciar a presentarse en el balotaje resultó electo el segundo más votado, que era Néstor Kirchner con el 22,24%.

Cristina Fernández de Kirchner se impuso con holgura sobre los otros candidatos justicialistas en las elecciones presidenciales de 2007 y 201l, pero en las PASO del 9 de agosto el Frente para Victoria no hizo honor a esa denominación ya que, aunque Scioli que fue su precandidato obtuvo un 38,42% de los votos y superó al 22,74% que fue lo logrado por los precandidatos del peronismo no kirchnerista: Massa y De la Sota (20,63%) y Adolfo Rodríguez Saá (2,11%), la suma de los votos de todos los candidatos opositores al peronismo oficialista supera el 60%.

Otro dato llamativo de las últimas PASO es que el único de los precandidatos surgido de una selección democrática y orgánica de su partido que fue Ernesto Sanz, de la UCR, apenas obtuvo el 3,45% de los votos.

Por lo demás, estas PASO mostraron una paradoja que mencionó nuestro compañero y amigo Jorge Raventos en una reciente nota: el 60% de los votantes eligieron a candidatos peronistas y también el 60% de los votantes eligieron a candidatos opositores al gobierno.

Queda por explicar porque el justicialismo unido en una misma fórmula presidencial en las elecciones presidenciales que se hicieron entre 1983 y 1999 sacó muchos menos votos que los que obtuvieron varios candidatos justicialistas divididos y enfrentados en las elecciones presidenciales que se llevaron a cabo desde el 2003 y hasta las recientes PASO.

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