Por Jorge D. Boimvaser.-

El hombre no tiene cura, nació para felpudo, para perrito faldero y así seguirá hasta el fin de sus días.

Nadie puede asegurar que Sergio Massa subió al avión rumbo a Davos representando al peronismo. Nadie sabe quién es hoy el peronismo. ¿Urtubey? ¿Julián Domínguez? …que le acaba de pasar facturas por duplicado -la otra fue para Cristina- al “mariscal de la derrota” Aníbal Fernández.

Pero lo de Scioli ya entra en el terreno de la desmesura mental. Ahora sabemos que también estaba invitado a integrar la comitiva que fue a Davos… pero rechazó la propuesta para no irritar a Cristina.

Cada uno puede tener su propia opinión de lo que significa ir a pedir dinero a los foros mundiales, a las grandes ligas de la usura prestamista.

La intervención del ex gobernador de la Provincia de Buenos Aires en “Intratables” es un verdadero manual del cristinofilia. La enfermedad del sumiso tiempo completo.

Cristina Fernández celebró la derrota electoral porqué sabía que si Scioli llegaba a la Presidencia ella era candidata a cadáver político. Se sacó de encima a los dos tipos que tenían aspiraciones de dejarla en el olvido. Danielito es uno de ellos; Aníbal, el otro.

Así y todo, Scioli sigue con los mismos tics de antes: obsecuencia sin límites.

Se dice que el hombre llamó a Cristina para pedirle su opinión de viajar junto a Macri, pero la señora no le atendió el teléfono. Scioli debió triangular la llamada, porque Cristina cambió sus teléfonos y sólo tienen sus nuevos números un grupo reducido de gente de su confianza.

Así y todo, por las dudas de no irritarla, Scioli decidió no ir a Davos. No por cuestionar el sentido del viaje, sino para que “ella” no se enoje.

En el barrio las comadrejas llaman a esa actitud “sentir vergüenza ajena”.

Pero Danielito no cambia más. Allá él.

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