Por Carlos Tórtora.-

El presidente fue fiel a su estilo y habló con moderación ante la asamblea legislativa. Criticó sobriamente al macrismo por el endeudamiento y no entró en detalles sobre la renegociación de la deuda mostrándose sumamente prudente en el tema y criticando la política de endeudamiento como una responsabilidad del anterior gobierno, los bonistas y el FMI. Fuera de enumerar las medidas de emergencia en ejecución, tampoco profundizó Alberto en materia de política económica y prácticamente no hubo ningún anuncio de importancia. Tampoco se explayó acerca de cómo hará el gobierno para reactivar la economía. Los anuncios políticamente rentables estuvieron dedicados a la justicia, la AFI y el aborto. Anunció el dictado inminente de un DNU que le prohíba a la AFI realizar tareas represivas, poseer facultades compulsivas, cumplir funciones policiales o desarrollar tareas de investigación criminal como auxiliares de la justicia. Este punto es oscuro porque los agentes de inteligencia ya tienen prohibido realizar tareas represivas o cumplir funciones policiales y en cuanto a auxiliar a la justicia, ya les fue prohibido por una resolución de la actual interventora Cristina Camaño. En este aspecto, el presidente parece estar cazando en el zoológico, porque la lucha contra el alicaído aparato de la AFI parece ser hoy una empresa fácil.

No pasa lo mismo con la reforma judicial, cuyo eje central es la conformación de un fuero penal federal único con los juzgados federales y los nacionales, lo que producirá una distribución de las causas federales en unos 70 juzgados, reduciendo así el actual oligopolio, como lo denominó el presidente. Aparentemente, la reforma no avanzaría más allá de esto y la aplicación del procedimiento acusatorio, trasladando el centro de gravedad hacia los fiscales, no sería de aplicación inmediata. De cualquier modo, la pérdida del monopolio de las causas federales representa para Comodoro Py la mayor derrota política que se tenga memoria. Por otra parte, el reforzamiento de la justicia federal en la provincia de Santa Fe y principalmente en Rosario es una decisión oportuna dada la intensificación del narcotráfico en la zona.

Plato fuerte

Necesitado de un plato fuerte de gran resonancia en la opinión pública, el presidente recurrió a la legalización del aborto como prioridad (enviará el proyecto en 10 días) en tanto que la Iglesia movilizara masivamente en la misa pro vida en Luján del próximo domingo. El anuncio sobre el aborto y una serie de medidas refirmando la política de derechos humanos fueron las mayores concesiones de Alberto a un electorado de centro izquierda que a veces lo mira con desconfianza.

Una perla que no pasó desapercibida es la mención al valor estratégico que tendrán en el futuro las relaciones con China y Rusia, punto en el cual estaría sumamente interesada Cristina Kirchner.

En síntesis, un discurso con poco contenido programático y algunos golpes de efecto cuidadosamente estudiados que apenas conformarían al kirchnerismo duro, partidario de una retórica más agresiva que no es precisamente la que cabe esperar de Alberto.

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