Por Carlos Tórtora.-

El informe de inteligencia que circularía en el área de Marcos Peña y algunos despachos más es bastante preciso. Consigna que, si se produce la esperable rebelión contra CFK por parte de la mayor parte de la dirigencia del PJ luego de que sea derrotada por Esteban Bullrich el próximo 22, los sectores más duros del cristinismo se replantearían integralmente su estrategia. En este debate que se está dando actualmente, algunos grupos considerarían que es inevitable que el kirchnerismo pierda su hegemonía en el justicialismo y que ya no se puede considerar seriamente la alternativa de volver al poder mediante las urnas en el 2019. La variante que restaría sería -lisa y llanamente- retomar las formas de lucha insurreccionales que le dificulten la gobernabilidad al macrismo, creando condiciones para la caída del actual gobierno.

El informe en cuestión habla de un proyecto de reedición de Montoneros, que surgiría del ala más radicalizada de La Cámpora. Las fuentes señalan como probable cabeza del proyecto a Camilo Vaca Narvaja. Su linaje es importante. Es nieto de Hugo Miguel Vaca Narvaja, que fue ministro del Interior durante los últimos diez días de la presidencia de Arturo Frondizi. Fue secuestrado y asesinado, en 1976, por la dictadura militar. Fernando, padre de Camilo, fue uno de los fundadores de Montoneros y uno de los sobrevivientes, en 1972, de la Masacre de Trelew. Su madre, María Fleming, también integró dicha organización. Esta militancia los llevó a exiliarse en México, donde nacieron Camilo y Sabino. Es en ese país donde hoy la tía de Camilo, la ex diputada Patricia Vaca Narvaja, reviste como embajadora. Se sospecha que Vaca Narvaja padre -que actualmente vive apaciblemente en el centro de Bariloche- no sería del todo ajeno a las nuevas andanzas de su hijo. Pero el dato fundamental de Camilo es su noviazgo con Florencia Kirchner, del cual nació un hijo.

De RAM a los Vaca Narvaja

La aparición en territorio argentino de RAM (Resistencia Ancestral Mapuche) como un movimiento armado contra el Estado Nacional fue una primera señal de que la violencia política se estaba instalando progresivamente en nuestro territorio. Pero el proyecto Montoneros II, por ahora un misterio, tendría otro voltaje sólo por llevar el nombre de la organización que encarnó una década. En el kirchnerismo, algunos dirigentes consultados negaron que tal cosa sea posible. Pero lo cierto es que el debate interno existe y que un grupo minoritario habría llegado con el macrismo a la misma conclusión que sus padres llegaron 50 años atrás con la dictadura militar. Es decir, que sería necesario usar la violencia para precipitar la caída de un gobierno que, salvando las formas, la izquierda ve como una reedición del que dirigiera Alfredo Martínez de Hoz.

El senador Miguel Ángel Pichetto, convertido ahora en el gran opositor a Cristina, el 21 de septiembre pasado se despachó advirtiendo que en la Patagonia «hay mucho promontonerismo», frase que llamó poderosamente la atención y que ahora concuerda con el informe comentado.

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