Por Carlos Tórtora.-

Lo que no pudieron lograr múltiples gestiones reconciliatorias, lo consiguieron las encuestas. La acumulación de mediciones que marcan tanto el desplome de la vicepresidenta como del presidente, habrían asustado a ambos, convenciéndolos de que su pelea genera repudio en todos los sectores de la sociedad. En particular hicieron impacto las encuestas que colocan al Frente de Todos tercero detrás de La Libertad Avanza de Javier Milei. El reencuentro de Cristina y Alberto hoy en un acto público se da en este contexto. Ambos parecen reconocer que el rumbo de los últimos tres meses conduce al suicidio del gobierno. La nueva situación implicaría un alivio para Martín Guzmán, que no sufriría más, al menos por ahora, las presiones para que renuncie.

La Corte en la cornisa

La provisoria paz entre las dos figuras se vincula con el repentino avance de un tema que obsesiona a Cristina: la liquidación del poder de la Corte Suprema de Justicia. Alberto se reunió con los gobernadores peronistas -excepto el de Santa Fe-, y avanzó en el proyecto de una Corte de 24 miembros. Éste sería el escenario ideal -ya que los jueces supremos responderán a los gobernadores- para que la vicepresidenta solucione sus causas judiciales. O sea que Alberto tiene la llave para terminar con el principal problema de ella. La reforma de la Corte implica una ley difícil de pasar por Diputados y se especula con que el presidente dicte un DNU para ampliar la Corte y luego la mayoría absoluta del Senado apruebe las designaciones. Semejante operación obliga a la buena voluntad de Cristina.

La tregua que se inicia es frágil por múltiples motivos. Sea que lo hace para que no se le licue el poder o porque está convencido, Alberto insistiría en hablar de su reelección .Su próxima reunión con Joe Biden le permite alentar expectativas.

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