Por Guillermo Cherashny.-

El massismo le arrebató la intendencia de la capital

No fue sorpresivo el amplio triunfo de Juan Manuel Urtubey en Salta por más del 20 puntos de diferencia. Sí extrañaron sus declaraciones elogiando a Mauricio Macri y diciendo que está bien posicionado electoralmente en su provincia. Y, tal vez lo más importante de Urtubey fue que opinó que al ministro de la Corte Suprema Carlos Fayt sólo se lo puede separar de su cargo mediante un juicio político. Ensayó así una cierta diferenciación del cristinismo, que pretende hacerle un examen psicofísico obligatorio de carácter ilegal. Los elogios a Macri quizás tengan que ver con que por primera vez Urtubey perdió la intendencia de la capital salteña a manos de Gustavo Sáenz, el candidato de Sergio Massa. Un dato que no coincide con la tendencia hoy generalizada de las encuestas, que marcan una polarización entre el Frente para la Victoria, a través de Daniel Scioli, y Macri, como centralizador de la oposición.

Este resultado en la capital de la provincia, que es la octava en población del país, indica que si la oposición se une, de alguna forma el triunfo del oficialismo es posible.

También el resultado salteño subraya algo que ya es una ley con pocas excepciones: el que gana las PASO, en este caso Urtubey, no sólo se impone luego en la primera vuelta sino que aumenta la diferencia obtenida en la primaria, de 14 puntos a 21. Es decir que las PASO marcan una tendencia que se vuelve casi siempre irreversible. Algo a tener en cuenta para el próximo 9 de agosto, cuando se celebren las PASO nacionales y tal vez se consoliden los números del 25 de octubre.

Los números opositores no cierran

Mientras tanto, en fuentes del macrismo se difunde que a Scioli le impondrían de candidata a vice a Alicia Kirchner o que Carlos Zannini llama a gobernadores e intendentes para que apoyen a Florencio Randazzo en las PASO. Obviamente el PRO necesita que a Scioli le cuelguen la mochila más pesada, por ejemplo Alicia Kirchner o Axel Kicillof. La otra preocupación del macrismo es que la mayor parte de los votantes de Massa se inclinen hacia el PRO si hay segunda vuelta entre el jefe de gobierno y el gobernador bonaerense. Lo que por ahora no surge claro es qué diferencia a favor tiene Macri sobre la UNA, la alianza que lideran Massa y José Manuel de la Sota. Porque ocurrir, por ejemplo, que Scioli en las PASO se acerque a los 40% -se habla de 35/37%- y que la triple alianza esté en el orden del 30%, en tanto que UNA quede tercera a pocos puntos de distancia. De llegarse a esto, la diferencia entre las dos principales fuerzas opositoras no sería significativa. La salida para ganarle al oficialismo en las PASO sería una gran interna opositora a la que Macri, Sanz y Carrió se niegan terminantemente. Sólo aceptarían -aunque no está muy claro- proponerle a Massa que sea gobernador de Buenos Aires, una idea que el tigrense rechaza sin dudar. Así las cosas, se puede repetir un esquema que al kirchnerismo ya le dio resultado varias veces: el de una oposición cercana al 60% que quiere un cambio, pero que sólo puede sumarse si Massa está dentro de la alianza opositora. En cambio, si está afuera, sus votos se repartirán entre Scioli y Macri y por ende el primero estaría muy cerca de ser el nuevo presidente.

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