Por Guillermo Cherashny.-

Juan Manuel Urtubey, el gobernador salteño, venía haciendo su raid mediático desde que la presidente consagró a Daniel Scioli como único candidato del FpV. El salteño, que ganó las elecciones de gobernador de su provincia con el 57% contra el 33% de Juan Carlos Romero, empezó a retroceder en las PASO del 9 de agosto en las que Scioli, con su apoyo, llegó al 45%, mientras que Gustavo Sáenz, el candidato a vice de Sergio Massa, obtuvo con esa fórmula el 30%. Pero en la primera vuelta, la dupla Massa-Sáenz pasó al 34% y Urtubey apenas obtuvo el 40% para Scioli, pese a que en cada viaje a la capital, en todos los programas de televisión y radio en donde estuvo, se manejó con total independencia y se instaló en la opinión pública, que no tiene fresca la memoria de cuando el 25 de mayo del 2008 prestó su palco para que Cristina denostara al campo.

Lo que se viene

Todo esto pese a que Urtubey es un dirigente conservador más que peronista, porque siguió con la enseñanza religiosa en la provincia y respetó las conquistas de las minorías, que aprobó a nivel nacional pero no las practicó en Salta. Mientras él y Cristina denostaban al campo por la 125, una multitud se reunía en Rosario para protestar contra esa medida. Pero esa historia es vieja y el salteño la pudo superar y, con su declaración sobre la conveniencia de un arreglo con los holdouts, se ganó la bronca de los cristinistas, lo cual le vino muy bien y lo dejó en una buena posición para el futuro liderazgo del peronismo si Scioli no alcanza la presidencia. Pero ayer concurrió al almuerzo de Mirtha Legrand y lo compartió con Pilar Rahola, la pensadora española, que le enrostró su silencio sobre el asesinato de Alberto Nisman, su apoyo al Memorándum de Entendimiento con Irán y el apoyo a los populismos latinoamericanos. Y también por apoyar el aislamiento de la Argentina frente a Occidente. De la Sota, se sabe, siempre fue critico del cristinismo pero Massa, aunque tardíamente tomó distancia en agosto del 2013 saliendo a la cancha e impidiendo la re-re de Cristina, lo que no le alcanzó para ganar las elecciones de este año pero obtuvo un importante 21,5% de los votos. Pero lo más importante, salió con todo contra el Memorándum con Irán, condenó el asesinato de Nisman y su asesor en política exterior, Santiago Cantón, fue echado de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA donde era el titular. Lo expulsaron el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y sus secuaces, Rafael Correa, Evo Morales y Cristina, lo que marca una clara diferencia con los demás dirigentes peronistas. Y si bien Massa le dio la derecha a De la Sota para que fuera el futuro jefe del peronismo, igual es, sin duda, el gran renovador del movimiento político más importante del país. Desde que se enfrentó al cristinismo, marcó claramente su política exterior pro-occidental con el asesoramiento de Cantón y del ex embajador Roberto García Moritán y corre con una gran ventaja frente a Urtubey y Julián Domínguez, quienes quieren manejar el peronismo bonaerense en el futuro. La primera visita al conurbano Urtubey la tiene pensado hacer en la localidad de Merlo, donde el triunfador fue Gustavo Menéndez, quien destronó al cuestionado Raúl Othacehé.

Así las cosas, todo indica que en el peronismo, si como marcan las encuestas es derrotado, se viene una interna fuerte entre Cristina más La Cámpora, los complacientes con ella los últimos 12 años y los que impidieron la re-re y también el crecimiento de Scioli en la primera vuelta, liderados por Massa y De la Sota.

Un debate que cambia poco y nada

El debate presidencial de anoche parece certificar que la suerte de Scioli ya está echada, porque la pobreza del mismo reflejó que a este sólo le quedaba un recurso: seguir sembrando miedo con el ajuste que supuestamente aplicará Mauricio Macri si gana. Ninguno de los dos tuvo intervenciones espectaculares pero a Macri se lo vio más cómodo. El motivo es que no tuvo que cargar con la pesada mochila de 12 años de kirchnerismo.

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