Por Carlos Tórtora.-

Las primeras mediciones posteriores a la crisis por el vacunatorio VIP indicarían que la imagen de Alberto Fernández queda bastante a salvo de las críticas. La rapidez con que el presidente reaccionó ante la difusión de la vacunación de Horacio Verbitsky fue un factor fundamental. Alberto le pidió la renuncia a su ministro más emblemático ni bien se conoció que Verbitsky había sido vacunado. De haberse demorado la decisión, el gobierno hubiera quedado comprometido con la infantil excusa de Ginés acerca de que su secretaria actuó por cuenta propia. También está clara la intención del gobierno de que el vacunatorio VIP quede como una operación casi personal organizada por un ministro desprolijo y punto. En este sentido, trascendió que habrían salido de fuentes oficiales las versiones que destacaron el rol de Lisandro Bonelli, sobrino y jefe de gabinete del ex ministro, al cual se acusa de ser el gerente del vacunatorio VIP.

Sin embargo, esta idea choca con el sentido común. La inclusión en la nómina de vacunados de figuras de todo el arco oficialista lleva más bien a pensar que el círculo presidencial no podía ser ajeno al vacunatorio y que resulta absurdo suponer que se trataba nada más que de una distribución de favores personales de un funcionario.

El gobierno estudia ahora cómo recuperar la imagen política de la campaña de vacunación con vistas a usarla como herramienta electoral.

Lo que viene

No se trata sólo de superar esta crisis sino de evitar nuevos episodios. La falta de vacunas amenaza con frustrar los planes oficiales. Una comisión enviada por Carla Vizzotti viajó a Rusia para intentar destrabar el envío de nuevas partidas de la Sputnik V -sólo se recibieron 600000- y está claro que ante el no funcionamiento de la planta en India para producir la vacuna, los rusos privilegian la utilización de la producción en Rusia para el mercado local. Por motivos que no trascienden, está trabada la negociación con los chinos de Sinopharm y el suministro de la vacuna COVAXX es una perspectiva lejana. Se acerca el otoño y con él la posibilidad de un rebrote importante de los contagios. Esto sería más grave si la cantidad de vacunados continúa siendo ínfima como hasta ahora.

Share