Por Carlos Tórtora.-

Cuando días atrás, Elisa Carrió fue consultada sobre la detención de Juan Pablo “Pata” Medina y dijo: “Cuando lo vea a Moyano preso, ahí te cuento.” La definición pareció hasta obvia para muchos medios, a partir del hecho de que el líder camionero es el líder máximo del sindicalismo. Pero una lectura entrelíneas da para algo más. La trama de negocios que une a Moyano con Mauricio Macri está lejos de ser un secreto. A la inversa de, por ejemplo, el líder de los porteros, Víctor Santamaría -bajo la mira judicial-, el ex secretario general de la CGT mantuvo una larga y cálida relación con Macri cuando era jefe de gobierno.

En esa etapa, ambos tuvieron en común la recolección de la basura en el distrito porteño, los millonarios plazos fijos que atesora el gremio en el Banco Ciudad y el sponsoreo del mismo banco al club Independiente, que presidía Moyano.

El más ambicioso de los acuerdos entre Macri y Moyano es el relativo a la recolección de residuos en la ciudad. En el 2011, el jefe de gobierno porteño garantizó que los 7000 camioneros que se desempeñaban en la prestación del servicio conservarían su fuente laboral y su antigüedad, por más que en el futuro se adjudicara la tarea a una empresa diferente de la que pertenecen. Así, los recolectores tienen garantizada su estabilidad laboral casi de por vida. Además, la gestión de PRO afrontó una deuda por indemnizaciones pendientes desde 1998, cuando culminó el contrato con la empresa Manliba.

Radicalizada su rivalidad con el kirchnerismo, Moyano endureció su postura a tal punto que mudó los ahorros del gremio del Banco Provincia (Bapro), que dependía de Daniel Scioli, al Banco Ciudad, administrado por el macrismo. Una de las operaciones más imponentes se concretó el 10 de septiembre de 2013, cuando el Sindicato de Choferes de Camiones y Afines retiró $ 4.411.314,14 de una cuenta que tenía en la sucursal N° 1 del Bapro desde hacía años. Parte de ese monto habría sido transferido a un plazo fijo con una alta tasa de interés que el gremio mantiene activo en el Banco Ciudad.

A partir de este lazo entre el gremio y el banco que presidía Rogelio Frigerio, se avanzó en un convenio de patrocinio con el club Independiente. El Banco Ciudad abonó $ 5.000.000 por 18 meses a cambio de publicidad en la camiseta, en la estática del estadio y facilidades para que los socios accedan a tarjetas de crédito o débito. Hay otro vínculo más a partir del fútbol: el entonces legislador macrista Cristian Ritondo integraba la comisión directiva del club.

La otra rama de la confluencia Macri-Moyano es el actual presidente de la AFA. Para muchos, Claudio “Chiqui” Tapia logró acomodarse en uno de los espacios de poder más codiciados gracias al parentesco que lo une con Hugo Moyano. El heredero de Julio Grondona está casado con María Isabel Paola, una de las hijas del poderoso líder camionero.

Como todo en la familia Moyano, lazos sanguíneos y políticos se traducen en jugosos espacios de poder y de dinero que el líder sindical supo construir en las últimas décadas. Pablo es el heredero sindical de Moyano y junto a Paola, Karina y Emiliano, quien falleció en 2011, son hijos de la primera mujer de Hugo, Olga. La cara más conocida y amable de la familia es Facundo, el diputado del Frente Renovador, quien es fruto de la relación no reconocida que Moyano mantuvo oculta durante varios años en Mar de Plata. Con su actual mujer, Liliana, Hugo tiene a su hijo más pequeño, Jerónimo.

Tapia, quien ya escalaba posiciones en el sindicato de Camioneros, llegó en los noventa a una fiesta familiar de los Moyano de la mano de su entonces amigo Pablo. Allí conoció a Paola. La relación fue creciendo rápidamente y, con la venia del patriarca, se casaron y tuvieron cuatro hijos: Emiliano, Nadia, Matías e Iván.

Obviamente, los multimillonarios subsidios estatales que recibe el Fútbol para Todos pasan por las manos de Tapia.

Aviso de tormenta

¿Puede ignorar Carrió que pidiendo la cabeza de Moyano está dirigiendo los focos mediáticos sobre los negocios de éste con el Presidente? ¿O hay que interpretar que la diputada quiso justamente amenazar veladamente a Macri usando el arma que mejor maneja: las denuncias anticorrupción? A todo esto, el silencio de Moyano sobre el ajuste económico en marcha y el techo salarial del 15% que se propone el gobierno para el año que viene no dejan de llamar la atención. Tampoco desde el gobierno, en lo que parece ser una tensa tregua, hay muestras de hostilidad hacia el camionero. Con su frase, que puede ser una expresión aislada o el inicio de una toma de distancia de la Casa Rosada, Carrió consiguió lo que probablemente quiso: inquietar a la plana mayor del macrismo y alentar la discusión acerca de si luego de la campaña electoral continuará siendo sumisa a los mandatos de la Casa Rosada o pasará a encabezar una disidencia que los radicales no parecen dispuestos a enarbolar, al menos por ahora.

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