Por Guillermo Cherashny.-

Los televidentes asisten estos días a una guerra de escuchas entre periodistas de signo opuesto, es decir, los k y antik, y el teatro de operaciones se encuentra en los juzgados de Dolores y de Comodoro Py. En efecto, primero empezó con la causa de los cuadernos con Stornelli y Bonadío, y después con la extorsión de D’Alessio a Pedro Etchebest, que se sustancia en el juzgado de Ramos Padilla, donde se investiga la conducta del falso abogado en un red de espionaje ilegal que integraría junto a Stornelli, la Agencia de Inteligencia y la ministra de seguridad Patricia Bullrich. Y justo en el momento en que se probó una relación estrecha del procesado en Dolores con la ministra de seguridad, aparecieron escuchas telefónicas viejas en el programa debut de Jorge Lanata. Este último sector del periodismo sostiene la fantasiosa idea de que la causa de Dolores nació en la cárcel de Ezeiza de la mano de los funcionarios k detenidos por la causa de los cuadernos. En realidad, D’Alessio extorsionó a un empresario k como es Etchebest, que lo «caminó» durante más de 45 días y, como la abogada del extorsionado Dr. Di Salvo es k, los periodistas macristas hablan de una conspiración desde la cárcel por unas escuchas ilegales que se pasan todos los días por televisión desde principios de enero y que recrudecieron el domingo pasado con Lanata y, para el sector macrista de la grieta, esa «conspiración» es la verdad revelada, cuando la abogada k sólo le comentó a un círculo reducido que D’Alessio resultó ser un bocón de Stornelli, Bonadío, Bullrich y la AFI y, por tanto, esperaban ansiosos la denuncia en Dolores, lo cual no es ningún delito del código penal, sino que querían de máxima que se caiga la causa de los cuadernos y de mínima descubrir una red de espionaje ilegal y «deschavar» la forma irregular como se guionaba a los arrepentidos como Fariña, Uberti y Manzanares, entre otros.

Para los periodistas que simpatizan con los k, la causa de los cuadernos es inventada para perjudicar a la ex presidente. Mientras, tanto apareció una escucha de Lázaro Báez confesando que era testaferro de Néstor Kirchner y, aunque hasta hoy no apareció esa grabación, que podría aparecer en cualquier momento, es verdad que Báez lo era y es verosímil esa supuesta escucha.

Así las cosas, la opinión pública que sigue a los dos lados de la grieta no necesita la verdad judicial sino la verosimilitud de las causas judiciales.

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