Por Guillermo Cherashny.-

La decisión de Víctor Violini de conceder un habeas corpus masivo en favor de 1280 presos comunes en la provincia de Buenos Aires desató un escándalo de proporciones en el periodismo y la oposición macrista liderada por Patricia Bullrich, presidenta del PRO, en base a un caso anterior a esa decisión.

En efecto, el 4 de abril, Violini le concedió la prisión domiciliaria a Pablo Olmos, un violador de 68 años que -según el camarista- estaba con neumonía y postrado en la cama, por lo tanto lo consideró paciente de riesgo. Pero no se sabe cuántos presos de los 1280 liberados son por penas menores de tres años, o embarazadas, o mayores de 60 años, y cuántos son presos violentos, o sea, asesinos, ladrones con armas, extorsionadores, narcos o violadores. Sin embargo, el periodismo vinculado al macrismo y claramente anti-k y todo el PRO y gran parte de la UCR salieron disparados sosteniendo que los 1280 liberados son todos presos con penas superiores a los tres años o por lo menos una parte importante de los liberados.

En realidad, no se sabe a ciencia cierta cuántos son presos violentos y cuántos de ellos están por cumplir su condena este año -en 2020-, que son los que son considerados para concederles la prisión domiciliaria.

Es sabido que el ex supremo Eugenio Zaffaroni y el periodista Horacio Verbitsky, que lidera el CELS y la comisión provincial de la memoria, exigen la salida masiva de presos violentos con la excusa del hacinamiento de las prisiones en la provincia de Buenos Aires y ahora, con el coronavirus, las cárceles son lugares cerrados propicios para la propagación del virus. Esta excusa la utilizan los garantistas del derecho penal y los propios presos, que siempre tienen un motivo para ser liberados.

El presidente Fernández aclaró que no dictará indultos ni conmutaciones de penas y sólo acepta la liberación de presos con condenas leves o que están por cumplirlas este año y Cristina, la vicepresidente, guardó silencio sobre este tema y sólo sus seguidores jurídicos apoyan la liberación masiva. Pero como Sergio Berni volvió a insistir en que se opone y que su conductora es la vicepresidenta y no el presidente, demuestra que Cristina está más cerca de Berni que de otros funcionarios, quizás por el escándalo que se produjo, donde también Sergio Massa se opuso a la liberación y la no consulta a las víctimas.

En los días venideros se sabrá la verdad sobre el número de presos violentos que recuperaron la libertad sin corresponderles.

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