Por Sebastián Dumont.-

María Eugenia Vidal está convencida de que les está torciendo el frente interno a los sindicatos vinculados con la educación, pero sobre todo a Roberto Baradel, el titular de Suteba, que se juega su propia pulseada hacia adentro del gremio. La conferencia de prensa del miércoles sirvió para enviar una serie de mensajes mucho más vinculados a la situación política que se juega en este año electoral. Llamativamente, volvió a mencionar que si pierde las elecciones no es el principal problema.

La gobernadora de Buenos Aires cree estar cerca de lograr algo que no pudo su antecesor: doblarle la muñeca a Baradel y enfrentarlo con sus representados. Pero sobre todo, exponerlo ante la sociedad como uno de los artífices de un plan para desestabilizar al gobierno. La estrategia es clara. Si quieren voltear al gobierno los sectores políticos vinculados con los K, la clase media puede solidarizarse con el gobierno actual más allá del rumbo de la economía actual. No hay ánimo de caos institucional.

La respuesta de Vidal al conflicto con los docentes fue llevarlo al terreno de la política. Para ello instrumentó medidas que premian a quienes no hicieron paro y adelanta dinero de las paritarias que no se definieron aún. Pero por sobre todas las cosas, mostró dureza y firmeza.

Otro dato significativo es que la gobernadora volvió a expresar que no le importa perder las elecciones si es porque el conflicto le hace pagar un costo político. Lo que busca es cambiar la matriz de una lógica que se repite todos los años y que, extrañamente no se pude resolver aunque hay una propuesta del Frente Renovador de hace años de adelantar las paritarias para evitar llegar a marzo sin el tema resuelto.

Es cierto que no es la primera vez que Vidal expresa que no sería la muerte de nadie perder las elecciones. Las encuestas hoy marcan que Cambiemos tendría dificultades para poder lograr un éxito en Buenos Aires. Igualmente son muchos los que discrepan con que no sería grave perder en el principal territorio de la Argentina. De paso, aclaro que ella no es candidata a nada, y se comparó con Scioli, que se sabía desde el minuto uno que buscaba ese objetivo por el cual condicionó a su gobierno detrás de su proyecto presidencia. De todas maneras, los precursores del vidalismo no piensan lo mismo.

Las encuestas que circulan en la provincia de Buenos Aires muestran un escenario donde el oficialismo aparece tercero en muchas de ellas, y en otras hay un esquema de tres porciones casi en partes iguales. La idea de hablar de la derrota busca desdramatizar y pararse en un lugar lejano al que siempre se pararon los diferentes políticos bonaerense. La cuestión es gobernar para la elección próxima o para resolver los problemas de la gente en serio.

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