Por Sebastián Dumont.-

María Eugenia Vidal es la reserva electoral del PRO para los próximos tiempos. Sabedores de que será difícil repetir la epopeya del 2015 sin contar con vinculaciones más sólidas con los territorios y, sobre todo, luego pagar el costo político de las correcciones (ajuste) que requería la economía, es la mandataria bonaerense quien aparece exenta de las miradas fulminantes que se posan sobre Mauricio Macri. Mientras tanto, la gobernadora avanza en un plan para atraer a la mayor cantidad de peronistas “presentables” con vistas al futuro. El plan empezó con Joaquín De La Torre, pero no se agotó allí.

Las fotos con peronistas del conurbano se han multiplicado para María Eugenia Vidal. Recibe a todos los intendentes que puede, pero sobre todo muestra las imágenes con aquellos que forman parte del Frente para la Victoria y que ahora están en proceso de emancipación. Al menos es lo que dicen. En estos casos, se mezclan muchos intereses contrapuestos. Uno de ellos es la necesidad de recursos para sus comunas.

En las últimas horas, Vidal estuvo con Ariel Sujarchuk, quien gobierna Escobar y es considera dialoguista, pero sobre todo, cercano a Sergio Massa. Ese dato tampoco puede ser soslayado. Es más, tanto Sujarchuk como otros intendentes se reunieron en la noche del miércoles en Malvinas Argentinas donde gobierna Leonardo Nardini, quien viene de declarar la emergencia total en el distrito. Actitud más que rara o una manera de justificar sus propios problemas para gobernar. Pero bajo el escudo de las nuevas generaciones, parece por ahora taparse lo más profundo de la cuestión que tiene que ver con darle respuesta a quienes los votaron.

La movida de Vidal y los suyos tiene una meta más alejada: el 2019. Claro que para ello deberá sortear el 2017, aunque se cree que en la provincia de Buenos Aires, el triunfo o la derrota, será más que nada absorbida por Mauricio Macri.

La incorporación de Joaquín De La Torre al gabinete es el primer paso para consolidar el “vidalismo” y abrir las fronteras a otros sectores del peronismo. Parece difícil en esta etapa que se sumen intendentes del conurbano, pero sí del interior. Ya se habla de tres al menos como el caso de Britos de Chivilcoy, el jefe comunal de Chascomús, Bali Bucca de Bolívar y ya está cerrado lo de Ismael Passaglia jefe comunal de San Nicolás.

Mientras Macri paga el costo político por las medidas que va tomando, sobre todo en la economía, Vidal se convierte en la reserva del PRO. Las encuestas le sonríen y los efectos del ajuste no la golpean. Su mirada se posa sobre el 2019 más que sobre el 2017. El tiempo dirá si está para más o para aspirar a una reelección. En cualquiera de los casos, sabe que no podrá prescindir de un sector del peronismo. Y para eso trabaja.

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