Por Guillermo Cherashny.-

El presidente, en el debate del domingo, dijo que Axel Kicillof será el próximo gobernador de Buenos Aires, en un fallido que fue señalado por todos los periodistas. Está claro que la provincia de Buenos Aires se gana por un solo voto, ya que no hay ballotage. Pero la segura derrota no es la mayor preocupación de la gobernadora Vidal sino el posible desguace de Juntos por el Cambio en su provincia, donde ya hubo una fuga en la legislatura bonaerense, como el diputado provincial Mario Giacobbe, un peronista que integraba el bloque oficial y ahora formó un monobloque. Pero hay dos potenciales fugas más importantes, como la de Gustavo Posse, que fue a un acto de intendentes peronistas y a quien en 2015 no le dieron una PASO con Vidal y en 2017 2018 el PRO le presentó una lista llamada Convocación, financiada con bienes del estado por Ramón Lanús, su presidente, que obtuvo cerca del 20%, por lo cual está muy enojado y tiene un senador provincial Roberto Costa, un hombre suyo, que quiere armar un bloque aparte con Ana María Geloso, quien responde a Emilio Monzó, muy distanciado de la gobernadora porque no le dio la reelección a sus dirigentes, lo que complicaría la mayoría de Vidal en el senado bonaerense, donde peligra esa mayoría que con los números de las PASO estaría 25 a 21 para Cambiemos, pero en la tercera sección electoral el actual oficialismo obtuvo el 25%, lo que le permite colocar dos senadores sobre nueve que se eligen. Pero las últimas encuestas dan un número más cercano al 20% que al 25%, por lo cual no entraría ningún senador. La otra preocupación son los intendentes que perdieron en las PASO y pocos pueden revertir el resultado; y uno que ganó a través de Jaime Méndez en San Miguel es Joaquín de la Torre, ex massista, que es el actual ministro de gobierno y que durante cuatro años fue vilipendiado en la prensa por Federico Salvai, el jefe de gabinete de Vidal y que hoy estaría cerca de volver al peronismo.

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