Por Guillermo Cherashny.-

La rimbombante reforma electoral anunciada por Adrián Pérez desde que asumió su cargo está encontrando trabas para su sanción, porque llegaron a la conclusión de que sólo puede utilizarse en ocho provincias y se excluiría a la provincia de Buenos Aires. A la vieja oposición del Frente para la Victoria, que tiene un aparato importante en esa provincia, se suma ahora el PRO de la gobernadora Vidal, porque el macrismo ganó en varios distritos electorales del conurbano y además cuenta con el aparato de la gobernación, lo que le garantiza un control importante en las legislativas del año que viene.

Esta coincidencia entre el PRO y el FpV se extiende a que ni siquiera quieran los dos espacios políticos que se utilice la boleta única, que podría ser un paso intermedio para que se transforme en electrónica en las presidenciales del 2019.

Ante esa situación, Sergio Massa y el Frente Renovador se muestra en una posición inflexible al sostener que debería instrumentarse la boleta única electrónica (BUE) o por lo menos la boleta única como en la provincia de Santa Fe.

Así las cosas, el PRO y el FpV dejarían caer la reforma electoral para obtener una victoria sobre Massa. Pero éste amenaza con denunciar un pacto para que se siga manteniendo la boleta de papel y la posibilidad cierta de que se vuelvan a robar boletas como pasó siempre.

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