Por Guillermo Cherashny.-

El discurso de Cristina en la Casa Rosada y especialmente en el Patio de las Palmeras, en la parte donde señaló que nadie podrá traicionar lo que ganó en esta década, puede interpretarse como un condicionamiento a Daniel Scioli. Condicionamiento para impedirle que pueda negociar con los buitres, levantar el cepo y que en el futuro haya mercados libre de cambios, que se tome financiamiento del exterior y se disminuya el déficit fiscal mediante la suba de tarifas.

Se sabe que la presidente es muy obstinada y orgullosa y que cree que el mundo se nos cayó encima desde el 2008/9 y que nosotros, pese a esa catástrofe, seguimos creciendo mediante el consumo interno, ya que ella cree que el consumo basado en la emisión monetaria es la fórmula mágica para mantener el empleo y el crecimiento. Sin embargo, todos los economistas serios entienden que sólo aumentando la inversión puede sostenerse un consumo alto y no como ahora, que se puede aguantar hasta el 10 de diciembre pero no mucho más allá. Pero si la presidente razona un poco se dará cuenta de que si gana Macri no estará segura en la justicia, ya que hay un «nuevo Macri» que defiende las instituciones con convicción y que por su alianza con Elisa Carrió y la UCR le será difícil detener las investigaciones por corrupción. Esto salvo que quiera romper con Carrió y la UCR y negociar con la mayoría cristinista en senadores y diputados. Esto con Aníbal Fernández como cabecera de playa para retomar como senadora en las elecciones del 2017. Pero este razonamiento peca de ingenuidad, ya que Aníbal F., como gobernador de Buenos Aires, buscará ser el primus inter pares en el peronismo y ya ayer dio una señal al defender la libertad de expresión de Carlos Tévez, quien fue criticado por Gildo Insfrán Daniel Scioli por su parte, cometió otro error de campaña, como fue el viaje a Italia, se dejó ganar por el nerviosismo y se lo ve molesto e incómodo ante los micrófonos y cámaras, cosa que nunca antes pasó.

La hora de la verdad

CFK también está nerviosa, molesta e irritable, porque la causa HOTESUR no pasó a los tribunales de Santa Cruz y si en 60 días no hay triunfo en primera vuelta y hay en cambio ballotage, su situación procesal se complicaría. De ahí que, si piensa tranquila, le conviene, y mucho, que Daniel Scioli sea el futuro presidente.

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