Por Carlos Tórtora.-

Cristina Kirchner aumenta su ventaja sobre Mauricio Macri en las encuestas. Atrapado en su lógica de la polarización, el gobierno anticipa que, si la actual tendencia persiste en el tiempo, los mercados se convulsionarían ante la alta probabilidad del retorno de CFK, a la cual el oficialismo culparía a partir de ahora de cualquier atisbo de corrida cambiaria. Esta crisis haría que grandes sectores del electorado se vuelquen a favor del oficialismo para evitar una situación de caos económico. La fecha límite de esta crisis anunciada sería la última semana de junio, cuando venza el plazo para inscribir las candidaturas en la justicia electoral.

Ahora bien, poco o nada se analiza la segunda alternativa, o sea que CFK sea candidata y no se produzca ninguna corrida cambiaria. Hasta ahora, la ex presidente atenuó las resistencias a su persona a través de un recurso fundamental: su silencio. ¿Qué pasaría si le hiciera llegar un mensaje tranquilizador a los mercados? Así como nadie puede explicar su crecimiento casi sin aparecer en los medios, tampoco se puede descartar que ella consiga un waiver de los sectores que más la combaten. De hecho, desde hace varias semanas se difunden encuestas que le dan ventaja a Cristina y no hay señales de pánico en la city. En todo caso, todo dependerá de lo que ella diga y de quienes se rodee en público.

Señales

Por otra parte, el triunfo en las PASO provinciales de los gobernadores peronistas Sergio Uñac (San Juan) y Gustavo Bordet (Entre Ríos) sirvió para confirmar que el justicialismo seguirá controlando la mayor parte de la geografía nacional. Este control peronista del territorio, que se confirmaría con el probable triunfo de Juan Schiaretti en Córdoba, en modo alguno preocupa al establishment. El peronismo no K es ampliamente tolerado pero hay que destacar que Sergio Massa viene haciendo gestos de aproximación al cristinismo y que sólo Roberto Lavagna se preocupa por marcar distancias con la ex presidente. La posibilidad de que haya un pacto de unidad peronista para hacer frente a un ballotage entre CFK y Macri es alta. Y se explica porque, para la dirigencia del PJ, ya es prácticamente imposible apoyar en la segunda vuelta a un gobierno que está protagonizando semejante fracaso económico.

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