Por Guillermo Cherashny.-

En un momento crítico como éste, la presidente decidió delegar la gestión diaria del gobierno y del Frente para la Victoria en Carlos Zannini y Eduardo “Wado” de Pedro. Esto incluye la elaboración de las listas de candidatos y la administración de los numerosos pases del Frente Renovador hacia el oficialismo. Pero Cristina se reserva la última palabra, o sea, el derecho de veto, como lo utilizó a su vuelta de Italia contra los ex massistas Mario das Neves y Luis Acuña, el intendente de Hurlingham que disputa palmo a palmo su continuidad con el ex Secretario Administrativo del Senado y ex mano derecha de Amado Boudou, “Juanchi” Zavaleta, que hoy se reporta a Daniel Scioli. En ese pedestal que comparten Zannini y De Pedro -este último en un nivel algo más bajo- cada vez influye más Scioli. Éste dedica buena parte de su tiempo a seducir a los dos nombrados. Esta tarea incluye frecuentes elogios a Máximo Kirchner. En un plano inferior está el otro candidato a presidente del FpV, Florencio Randazzo, y el candidato a gobernador de Buenos Aires y jefe de gabinete, Aníbal Fernández. Este último se encuentra cómodo ganándole la pulseada por la candidatura a gobernador a Julián Domínguez, que sufre de un escaso conocimiento público, pese a la compensación de que cuenta con el apoyo del Papa Francisco. Dadas las circunstancias de la estrecha vinculación de Aníbal Fernández con el club Quilmes y con el oscuro financiamiento de Torneos y Competencias, sus rivales esperan que desde los EEUU -y mediante tal vez alguna declaración de Alejandro Burzaco- le lleguen a la brevedad los efectos judiciales del FIFA-Gate. De ser así, la ascendente estrella de Aníbal podría palidecer.

CAMBIEMOS

Pasando a la flamante Cambiemos, se está consolidando para las PASO un cómodo triunfo de Mauricio Macri como candidato a presidente, ya que las encuestas le dan, en su alianza, alrededor del 75% de intención de voto. Esta realidad que se va imponiendo hace que reaparezca nuevamente en el Frente para la Victoria la tesis de que Scioli debe ser el único candidato y que hay que aprovechar el crecimiento de Florencio Randazzo para superar las insuficiencias de Domínguez y Fernández, bajándolo a la candidatura a gobernador acompañado por el intendente de la Matanza, Fernando Espinoza. Aparentemente, De Pedro le habría planteado este cambio a Aníbal Fernández, que ante la desunión opositora se está poniendo el traje de gobernador y que reaccionó negativamente. Sin embargo, el quilmeño sabe del poder que De Pedro recibe de la presidente, así que protesta pero sabe que tiene que acatar. Por su parte, Scioli se regodea con la negativa de Macri a aceptar a Massa como candidato a gobernador. A su vez, éste viene de pasar días oscuros, en los cuales sintió el rigor de las órdenes presidenciales de darle vuelo a Randazzo. En los últimos días, en un exceso de optimismo, varios equipos sciolistas se reunieron para elaborar borradores de listas de candidatos a cargos provinciales, como si estuviera por iniciarse una negociación con el cristinismo.

Scioli ahora da por sentado que en las PASO estará cerca del 40% y que en la primera vuelta superará el 45%, lo que le permitiría ganar la presidencia sin tener que pasar por el ballotage derrotando a Macri, Elisa Carrió y Ernesto Sanz. El caso es que la triple alianza tiene una oportunidad que no se repetirá así nomás. Es cierto que Cambiemos puede acercarse al 40% en la primera vuelta, pero su política de terminar dividiendo a la oposición en distintos distritos puede costarle cara. De ahí que Macri -como Plan B- no descarte presentarse para la presidencia de Boca con el objetivo de mantenerse vigente.

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