Por Guillermo Cherashny.-

El colectivero Leandro Alcaraz fue asesinado en la madrugada del lunes por 2 o 3 delincuentes que no quisieron mostrar la tarjeta SUBE y después de subir y viajar le pegaron un tiro mortal. Y ahí apareció insólitamente Patricia Bullrich, la ministra de seguridad, que tuiteó diciendo que era un ajuste cuentas en una interna sindical, un verdadero disparate de una política que no sabe callarse la boca y siempre tiene la obligación de figurar. En cambio, Cristian Ritondo, el ministro de seguridad de la provincia de Buenos Aires, dijo claramente que era un hecho de inseguridad. Pero luego se desató una guerra entre la gobernación y Verónica Magario, la intendenta de La Matanza, sobre quién era el responsable de la seguridad, o sea, el gobierno de la provincia o el intendente del distrito.

Si bien la provincia le giró 240 millones por seguridad a La Matanza, cualquier homicidio por falta de policías es responsabilidad primaria del gobierno provincial, que dice que desbarató mafias del narcotráfico, lo cual es verdad, pero la inseguridad ciudadana es igual o peor que la que había cuando gobernaba Daniel Scioli y, sin comparar a Vidal con el ex gobernador, es real que cada año que pasa e independientemente de cualquier gobierno, cada vez hay más inseguridad y más homicidios, aunque las estadísticas oficiales en todos los gobiernos dicen que este año bajaron el 20% los asesinatos, como dice Patricia Bullrich, que es una bofetada a la opinión pública, que con razón no les cree a las estadísticas oficiales.

El asesinato de Alcaraz conmovió a la sociedad y puede llegar a convertirse en el «caso Blumberg» del macrismo.

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