Por Juan Manuel Otero.-

“Impulsamos la reforma del régimen penal juvenil porque la ley actual es de la época de la dictadura y debe ser modificada”. Palabras del Ministro de Justicia Germán Garavano alentando la reforma a causa del caso Brian.

Este proyecto del gobierno trae a mi memoria la nefasta decisión del tristemente recordado Presidente Menem de eliminar el Servicio Militar a causa del caso Carrasco.

Nuestros gobiernos parecen empecinados en volver a tropezar con la misma piedra.

Derogar una ley “de la dictadura” parecería ser hoy la panacea a un mal que nos ha llevado, en poco más de tres décadas, de ser una de las naciones más seguras del mundo a nuestra triste actualidad.

La desapasionada comparación de nuestro estado social de ayer y de hoy debería ser la guía de los notables profesionales, legisladores y demás peritos que integren la Comisión que a tal efecto será creada.

Tal vez deban tener en cuenta nuestra historia reciente, las decisiones gubernamentales que nos llevaron a esta situación. Podrían recordar la resolución de retirar a la gendarmería y la Prefectura de sus funciones naturales, la bienvenida oficial a los carteles de drogas a cambio de financiar campañas electorales y el permiso de establecerse en nuestras villas, el absoluto conocimiento de autoridades y pobladores de todas las provincias sobre las pistas clandestinas y los aterrizajes constantes de avionetas depositando muerte en cada vuelo,   la “cultura nac & pop” divulgada por todos los medios respecto a que los delincuentes son “víctimas” de la sociedad, el aliento a la vagancia con la lluvia de planes por “desocupación” o “parición” con el resultado de niños criados por padres cuya pretensión no era fundar una familia sino cobrar planes, ocasionando niños sin guía paterna que caen esclavos de los punteros y narcos, los generosos regalos a piqueteros y demás delincuentes exacción al erario mediante, la campaña oficial de desprestigio y paulatina destrucción de la familia como primera etapa en la educación previa a la escolar, denigración de la escuela, la misma escuela que nos puso hasta hace 7 décadas entre los países líderes del mundo en educación, y hoy presenciamos el barbarismo de atacar salvajemente a maestros que osaran poner una mala nota, hecho que de tan repetido llevó a nuestras “calificadas autoridades educativas” a suprimir los aplazos, las malas notas, las reprobaciones bajo el disfraz de ser “discriminatorias”…

Algunas de estas lamentables decisiones ocasionaron nuestra hecatombe social, luego la corrupción generalizada sin consecuencias para los corruptos fue el broche de oro para una sociedad que se encuentra sumergida en la peor debacle de su historia.

Bajando la edad de imputabilidad seguimos la filosofía menemista, no quisiera que algún muerto en un hospital ocasione el cierre de la facultad de Medicina o algún derrumbe edilicio acabe con la de Arquitectura…

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