Por Guillermo Cherashny.-

Desde la liberación de presos en la provincia de Buenos Aires hace unos meses, donde se inició un descenso de la popularidad del presidente y de la gestión de gobierno, el ministro Berni en ese momento se opuso a esa liberación fogoneada por el camarista Violini y por autoridades nacionales y provinciales que tuvo un 80% de opiniones negativas, el ministro de seguridad bonaerense lucha contra la inactividad de la ministra Sabrina Frederic, que nadie sabe por qué fue nombrada en tan alto cargo sin tener la mínima idea que hacer con el grave problema de la inseguridad.

En realidad, el candidato firme a ministro era Diego Gorgal, perteneciente al Frente Renovador, pero fue vetado por el abolicionismo penal, que fue el mismo que propició la suelta de presos, donde chocó la calesita, y le produjo un daño irreparable al gobierno del Frente de Todos.

Otro enfrentamiento se produjo en la entrada a la Capital Federal, cuando desde el ministerio nacional demoraban innecesariamente a los que venían a trabajar y apareció Berni para acelerar el ingreso de los trabajadores. Pero el enfrentamiento siguió con el sangriento asalto al jubilado de Quilmes, quien mató a uno de los delincuentes y en donde Sergio Berni se puso del lado del abuelo, donde está el 80% de la sociedad. Y el gobierno y sus periodistas amigos convirtieron a la víctima en victimario, porque corrió a los delincuentes y mató a uno de ellos en circunstancias dudosas, y uno de los secuaces salió de la cárcel en la famosa suelta de presos.

De inmediato volvió la grieta y el gobierno volvió a quedar al lado de los que defienden los derechos humanos de los delincuentes y la oposición de Juntos por el Cambio a favor del jubilado, con la mayoría de la sociedad apoyando esa tesitura, y sólo Sergio Berni traspasó la grieta dejando a la oposición sin bandera. Pero nuevamente la torpeza del gobierno nacional por razones ideológicas atacó a Patricia Bullrich, quien defendió -esta vez con razón- al pobre jubilado.

Antes de este episodio, el sábado pasado, en la plaza central de Quilmes, mucha gente se concentró para protestar por la inseguridad que se agravó con el sangriento episodio del jubilado y, cuando aparece Sergio Berni para salvar al gobierno de quedar del lado de los malos, aparecen los giles de siempre para arruinar el salvavidas que Berni le tiró al gobierno nacional.

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