Luis Alberto Ivanovich y Marcelo Loyola, apuntados por los pedidos sexuales a oficiales de policía. (Foto: NOVA)

Una Oficial de Policía, llamada Yanina y con identidad reservada por temor a represalias hacia su persona, reveló datos escalofriantes de corrupción, maltrato, abuso sexual y psicológico dentro de la Policía Bonaerense que dirige Cristian Ritondo, en la que se encuentra con carpeta médica psiquiátrica.

En un escrito exclusivo que presentó a NOVA, dejó en claro que “entré en el 2005 como oficial de policía con sólo 9 jerarquías y con casi 11 años de servicio continúo con la misma por no acceder a los pedidos sexuales del antiguo Jefe de Comunicaciones Luis Alberto Ivanovich y su cómplice, hoy Superintendente de Comunicaciones, Marcelo Loyola, quién se dedicaba a acosarme en la oficina”.

En continuidad con la negativa a las peticiones sexuales, “y como muchas compañeras si lo han hecho, me han trasladado al igual que María Areco por varios destinos, uno de ellos la Radio Quilmes, donde he tenido de Jefa a Patricia Capraro, la cual me ha tratado muy mal, denigrado, y como oficial me obligaban a quedarme horas después del servicio, siendo privada de mi libertad hasta que ella autorice abrir la puerta. Allí fui maltratada por la Teniente Xoana Torancio, el Teniente primero Gil y otros jefes de turno con violencia física y psicológica”.

Asuntos Internos y vista gorda

“Realicé todas las denuncias correspondientes en Asuntos Internos pero siempre caían en manos de Ivanovich, Loyola y Capraro, parecía una cargada. Al igual muchos compañeros, hemos perdido la confianza en Asuntos Internos. Es una oficina controlada por la Policía y no es imparcial ya que las denuncias se pierden y nunca se resuelven”, afirmó la Oficial.

Por su parte, confesó haber sido “amenazada por oficiales de policía armados, con la posterior denuncia pero en Asuntos Internos no hicieron nada. Por eso mismo quiero mantener mi anonimato por temor a represalias”.

“Todo eso me produjo mucho daño y aun no puedo recuperarme. Loyola me llamaba por intermedio de una tal Vanesa que trabajaba en su oficina, y me presentaba a entrevistas con la excusa de que sería reubicada pero él me decía ‘Usted ya sabe lo que tiene que hacer’, pero como no accedía dejaban asentado que no iba a las entrevistas y pasaban otras compañeras que si accedían a sus peticiones sexuales”, indicó.

Todo queda en familia

En ese sector de Comunicaciones del Ministerio de Seguridad, “se compone todo de una gran familia, todos son familiares de alguien y no es que están ahí porque han rendido bien sus exámenes. Encontramos desde los Olierzer, Luboz, los parientes de Capraro y su ex marido Ponce, sus hijos, entre otros”.

“También encontramos a Yanina Díaz, hija del Sargento asesinado en la Planta Transmisora, quien a pesar de no tener secundario completo ni tener vocación de policía le dieron un lugar en la parte administrativa “patrimonial” de Comunicaciones. Todo esto para callar la muerte de su padre y así con otros familiares asesinados en ese mismo lugar”, remarcó.

Luego de ese hecho macabro con los compañeros en la Planta Transmisora, “nos obligaban a ir a hacer guardia, donde todavía quedaba la sangre y con mucho temor asistíamos. Eso nos marcó psicológicamente y a veces no podemos dormir de pensar en esos compañeros, y que podríamos haber sido nosotras. Los únicos que se salvaban de ir ahí eran las novias o algún amigo de los jefes”.

Muchos más involucrados

En el estremecedor relato, “también recuerdo al Jefe de Personal de Comunicaciones Sandoval, quien se quedaba con horas cores que por lo general ahí se pagan pero no se cumplen. Un ejemplo: te daban 50 horas cores que no cumplías, pero te daban 20 y las otras 30 se las quedaba Sandoval”.

En esa lista extensa, “fuimos también maltratadas por el Capitán Daniel Faccio quien nos negaba vacaciones y nunca las denegó por escrito. Por tal motivo, el ministerio personal general no accede a pagarnos las vacaciones no denegadas por el capitán Faccio. Además nos obligaba a comer atendiendo el teléfono, al igual que Capraro, y muchas veces nos atragantábamos para poder atender las llamadas de la radio”.

Por otro lado, “no se respetaba horario de trabajo un mucho menos medidas de seguridad en el ambiente laboral, ya que éramos expuestas a ruidos intolerables durante 12 horas, siendo jornadas de 8 horas diarias, y Faccio nos amenazaba que nadie nos daría bolilla si lo denunciábamos. Hasta el momento que fuimos a Derechos Humanos a denunciarlo y nos dijeron que íbamos a terminar como Miguel Bru porque era policía a la que estábamos denunciando”, dijo.

“He compartido con la oficial Areco horas en la Comisaría Primera de Berisso, donde fuimos maltratadas por la señora Viviana Iglesias y otras más, amenazándonos de lo que no sabemos de lo que es capaz y muchas veces tratándonos como empleaduchas que limpia su casa, encierros en oficina, denigración y maltratos psicológicos”, aseguró.

En particular, “tuve una experiencia con el Comisario abogado José Luis Paniagua Fulgione, quien me tomó una denuncia por maltrato y violencia de género, y de forma intencional me ponga mal datos como día, año, direcciones y nombres, incluso me diga que ‘yo estoy arriba nadie me puede bajar’. Después de eso se tomó merecidas vacaciones en Punta Cana. Él trabajaba conjuntamente con Ariel Giancristofaro, y su ex mujer Yanina Riquelme, detenido por integrar una banda delictiva, aparte de haber pasado por carpeta psiquiátrica mucho tiempo y de repente reincorporado en comando con una nueva jerarquía”.

Por último, “me estaba olvidando del Capitán José Coria y su mujer, Gisela Pastorini, que se la pasaban comiendo asados mangueados a los comerciantes de Berisso. Es otro maltratador que debería ser investigado, hasta por dejar compañeros enfermos abandonados. Su mujer ocupa lugares de Jefa por acomodo”.

“Esperamos que tanta impunidad algún día tenga justicia e investiguen a estas personas, tanto por el abuso de poder como por sus bienes patrimoniales”, concluyó la oficial denunciante. (Agencia NOVA)

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