Por Sebastián Dumont.-

La inseguridad golpea con dureza la provincia de Buenos Aires y ya empieza a ser un problema mayúsculo, hasta desde lo electoral, para el gobierno de María Eugenia Vidal. Los últimos episodios que se produjeron en el despacho de la gobernadora y en la residencia de Federico Salvai profundizaron la mirada sobre un sector de la bonaerense que respondería al ex jefe Hugo Matzkin, quien junto a Milani y Fernando Pocino estarían trabajado juntos desde Ezeiza (Fue adelanto exclusivo de este sitio). Ahora, bien en la inteligencia sobre el delito, se han dejado de hacer algunas operaciones que podrían desembocar en el aumento del delito. Entre ellas, el seguimiento de quienes dejan el servicio penitenciario federal y no se sabe, ahora, qué es lo que terminan haciendo.

Cuando Jaime Stiuso era el director General de Operaciones de la ex SIDE, había implementado un sistema por el cual, en concordancia con el servicio de inteligencia penitenciario, por el cual, cuando algún preso lograba la libertad por la razón que fuera, se le hacía un seguimiento para ver cómo se insertaba y que no volviera a meterse en situaciones delictuales. Es un dato clave, ya que está plagado de casos de robos y asesinatos protagonizados por ex convictos que, en muchos casos, deberían estar detenidos o cumpliendo una condena y fueron liberados por los vericuetos de la justicia.

Desde que CFK decidió pelearse con Stiuso y darle el manejo de la inteligencia a Milani y a La Cámpora, esto se eliminó como tantas otras cosas. Entre ellas, el grupo de operaciones especiales que estaba destinado al trabajo en los secuestros extorsivos, que son algo más complejo que lo express. Nada de esto hoy es instrumentado por la nueva AFI, donde las internas entre el Señor 5 Gustavo Arribas y su segunda Silvia Madjdalani son evidentes.

El momento que se vive en la provincia de Buenos Aires es muy delicado. Y la inseguridad está al tope de todo ello. Prácticamente hay un asesinato por día y hechos con mucha violencia. A ello hay que sumarle las propias internas que se viven y la certeza que tienen en el gobierno bonaerense de que el ex jefe de la bonaerense lo espía. Es más, cuentan que la propia gobernadora cuando habla por teléfono suele decir, “saludos a Matzkin”. Lo llamativo es que, sabiendo todo ello, gran parte de la cúpula de la bonaerense aún hoy siguen siendo efectivos ligados al ex jefe de la fuerza.

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