Por Guillermo Cherashny.-

El piquete montado en la 9 de Julio y Belgrano por los seguidores de Milagro Sala y por Quebracho le dio un gran beneficio al gobierno. En efecto, el martes varios movimientos sociales hicieron del centro porteño un infierno y la policía de la Ciudad negoció que a las 16 hs. desalojaran lo zona, cuestión que se aceptó, con lo cual no se reprimió. Pero el daño estaba hecho para los trabajadores que se mueven por esa zona. Ayer, en cambio, Esteche y la runfla de Milagro Sala pararon el metrobus, ocuparon toda la 9 de Julio y empezaron a quemar gomas, mostrar palos; estaban encapuchados y también le dieron tiempo para liberar el metrobus y dejar la mitad de la avenida libre. No aceptaron, y el gobierno de la Ciudad, con muy buena decisión, decidió desalojar con la infantería de la policía de la Ciudad, en un operativo impecable que demostró que los piqueteros, cuando ven centenares de policías, carros hidrantes, motos y camiones, huyen despavoridos ante el avance de la policía, aunque antes rompieron con masas los canteros y se armaron con cascotes gigantes con los cuales atacaron a la policía y luego huyeron rápidamente, con 7 detenidos y ningún herido, lo que demuestra que el gobierno de la Ciudad hizo lo que la gente pedía hace tiempo.

La aparición de una mujer con una campera de la intendencia de La Matanza coronó una tardecita redonda para el gobierno, que mostró lo peligroso que es el cristinismo y que con decisión se lo puede ahuyentar.

Cabe señalar que, como hubo ocho policías heridos -uno de gravedad- por los cascotes, en adelante la policía deberá impedir que rompan los canteros, porque no se puede arriesgar la integridad de los policías y disolver rápidamente y no dejar que se instalen tres horas cortando todo.

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